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Actualizado: 12 de junio de 2025
Yo, señor don Cleofás Leandro Pérez Zambullo, que ya le sé el suyo, o los suyos dijo el Cojuelo , porque hemos sido vecinos por esa dama que galanteaba y por quien le ha corrido la justicia esta noche, y de quien después le contaré maravillas, me llamo desta manera porque fuí el primero de los que se levantaron en el rebelión celestial, y de los que cayeron y todo ; y como los demás dieron sobre mí, me estropearon, y ansí, quedé más que todos señalado de la mano de Dios y de los pies de todos los diablos, y con este sobrenombre; mas no por eso menos ágil para todas las facciones que se ofrecen en los países bajos, en cuyas impresas nunca me he quedado atrás, antes me he adelantado a todos; que, camino del infierno, tanto anda el cojo como el viento ; aunque nunca he estado más sin reputación que ahora en poder deste vinagre, a quien por trato me entregaron mis propios compañeros, porque los traía al retortero a todos , como dice el refrán de Castilla, y cada momento a los más agudos les daba gato por demonio.
Sitiamos la ciudad, y se defendieron los indios fuertemente, hasta el tercero dia, matando 16 españoles: pero temiendo el daño de sus mugeres é hijos que tenian consigo, pidieron perdon y las vidas, y se entregaron á nuestra voluntad, ofreciendo hacer lo que les mandásemos, y admitimos la paz.
Stein había encontrado en una cómoda, cuya llave le entregaron al tomar posesión de su aposento, una suma de dinero, bastante a sobrepujar las más exageradas pretensiones. Adjunto se hallaba un billete, que contenía las siguientes líneas: «He aquí un justo tributo a la ciencia del cirujano.
Sin hacer el menor caso del llanto de los niños, ni de las súplicas de las mujeres, aquellos desalmados se entregaron al saqueo. Nada respetaron, y haciendo del incendio un complemento del robo, bien pronto convirtieron aquel apacible y floreciente lugar en un verdadero infierno.
Uno de nuestros habituales repartidores cayó enfermo, y en el apuro se mandó a De-Hinchú que desempeñase interinamente sus funciones. Con objeto de evitar equivocaciones, la noche anterior le enseñaron la ruta, y al amanecer le entregaron el número ordinario de ejemplares para repartir.
Cuando al día siguiente se despertó el madrileño, su primer recuerdo fué para el aldeano; y, en su consecuencia, la primera pregunta á su amigo, en estos términos: ¿Le entregaron el dinero? No contestó el mayorazgo. Caramba, lo siento mucho.... Bah..., no te apures ... y, por de pronto, lee este papelito que me ha entregado para ti el alguacil del concejo.
¿Cuándo te vas? ¿Mañana? No podré ir a decirte adiós.... ¿Te vas a caballo? ¡Cuidado, niño! Mira que esos animalitos hacen de las suyas el mejor día. Pero, en fin, si sales tan jinete como tu padre, no hay que temer por tí.... Cuando llegué a mi casa, a eso de las siete, me entregaron una carta del señor Fernández: «Mañana, decía a las seis en punto irá por usted mi caballerango.
A los principios del siglo décimoseptimo, en que los escritos de Verulamio estaban ya bien esparcidos, no habia hombre de buen ingenio que no se picase de fundar por sí una Filosofía, y se entregaron con tanta licencia á introducir cosas nuevas, que no hay monstruosidad ni extravagancia, que con título de Inventos y nuevos sistemas no se haya publicado y recibido.
Yo no vi el triste desfile de los ocho mil soldados de Dupont cuando entregaron sus armas ante el general Castaños, porque esto tuvo lugar en Andújar.
Zaféme con mucho trabajo de tanta multitud de sangrientos cadáveres amontonados, y llegué arrastrando al pié de un naranjo grande que habia á orillas de un arroyo inmediato: allí me caí rendida del susto, del cansancio, del horror, de la desesperacion, y del hambre. En breve mis sentidos postrados se entregáron á un sueño que mas que sosiego era letargo.
Palabra del Dia
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