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Actualizado: 13 de julio de 2025


Igualmente me han hecho vacilar el respeto y el afecto que profeso aún á la nación anglo-americana, á pesar de las injurias de que sus representantes nos han colmado, porque yo no quisiera por ningún estilo, al devolver á dichos representantes agravio por agravio, que alguien imaginase que yo trataba de ofender á su nación aunque por ser nosotros calumniados y engañada ella por vulgares prejuicios que han difundido y difunden rastreros escritores, estuviésemos empeñados en una lucha que no tiene razón de ser.

Era que por aquella región de su mente se extendía el recuerdo de los candelabros empeñados y del forzoso compromiso de redimirlos antes que Bringas recobrase la vista y, con ella, el mirar vigilante, la observación entrometida, la curiosidad implacable, policiaca, ratonil.

Antes sostenían el pabellón español ante los Indígenas un puñado de soldados, trescientos ó quinientos á lo más, muchos de los cuales se dedicaban al comercio y estaban diseminados, no sólo en el Archipiélago, sino también en las naciones vecinas, empeñados en largas guerras contra los Mahometanos del Sur, contra los Ingleses y Holandeses, é inquietados sin cesar por Japoneses, Chinos y alguna que otra provincia ó tribu en el interior.

Con que quedan empeñados los señores, que creyendo han granjeado un fiel criado, han puesto una espía de estos padres, de quien se valen ellos muchas veces con daño del mismo que lo engrandeció.

El duque se acercó a Biggs, el representante de una casa inglesa que entraba con parte muy considerable en la compañía y que capitaneaba el partido de la compra a plazos. Le echó familiarmente el brazo sobre el hombro y le llevó al hueco de un balcón, diciéndole con rudeza: ¿Conque ustedes empeñados en que nos arruinemos? Y comenzó a tratar el asunto con una franqueza que desconcertó al inglés.

Estáis soñando. ¿Huelga? ¿Para qué? ¿Para hocicar en cuanto falta el pan en casa, quedar empeñados y volver al trabajo? Lo de los cartuchos, es una salvajada de cobardes; ¡por cuenta mía no se asesina a nadie! Dejad a mi cargo la venganza, que será buena.., y larga.

En Pilares, no ya le faltaba este ambiente o relación habitual, sino que quien lo disfrutaba era Belarmino. Este curioso individuo hablaba un idioma indescifrable, de su propia invención, con singular facundia. Era un fenómeno. A oírle, medio en guasa primeramente, luego empeñados en descifrarle, acudía buen número de estudiantes, y por último de profesores.

Los de la guarnición interior, aturdidos y empeñados en luchar con los que estaban dentro, sólo habían hecho cinco disparos de lombardas, causando apenas daño en la muchedumbre, aunque algún miedo y mucha ira. Al abrirse la puerta y caer el puente levadizo, la plebe retrocedió con espanto, temiendo que iban a salir el sultán, y su caballería y sus elefantes, y a cargar sobre ella.

Parecian innumerables rebaños de carneros empeñados en trepar sobre colinas y montañas formidables. Las sombras de la noche caían cuando pasábamos por en frente de Tánger y Tarifa, tan cerca de la segunda que casi tocamos con la roca ó islote del mismo nombre, ligada por un estrechísimo istmo al puerto. Hoy Tarifa no es mas que un escombro, una memoria.

ELECTRA. ¡Esperar, esperar siempre! Evarista y Pantoja empeñados en que yo he de ser ángel, y yo... vamos, que no me llama Dios por el camino angelical. No temas. Confía en . Yo te reclamaré como protector tuyo, como maestro... Pero no tardes. Por la salud de tus hijos, Máximo, no tardes. Oye lo que se me ocurre: ¿por qué no me tomas como a uno de tus niños, y me tienes como ellos y con ellos?

Palabra del Dia

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