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Actualizado: 11 de junio de 2025
Quemaba un trapiche en Batangas, devastaba los sembrados; al día siguiente asesina al juez de Paz de Tianì, al otro sorprenderá un pueblo en Cavite y se apoderará de las armas del tribunal. Las provincias del centro, desde Tayabas hasta Pangasinan, sufrían de sus depredaciones y su nombre sangriento llegaba hasta Albay, en el sur, y en el norte, hasta Kagayan.
La prójima le clavó sus dedos en los brazos, y Jacinta la miró aterrada, como quien está delante de una fiera... Entonces vio una sonrisa de brutal ironía en los labios de la desconocida, y oyó una voz asesina que le dijo claramente: «Soy Fortunata». Jacinta se quedó sin habla... después lanzó un ¡ay! agudísimo, como la persona que recibe la picada de una víbora.
Proseguía pensando: «La pulmonía ha atrapado a Anselmo cuando iba a Inhiesta en persecución de don Pedrito y Angustias. Si éstos no se escapan, la pulmonía no sorprende a Anselmo. Yo les preparé la escapatoria. Luego yo soy la culpable de la muerte de Anselmo. Yo soy la asesina; yo le he matado a traición. Yo misma.... Debo presentarme al juez. Yo le he matado; sí, le he matado....»
y si el amor que fué suyo asesina su esperanza, se revuelve brava y fuerte como en busca de venganza y sabe morir y muere por la quimera divina... ¿Es hermosa? Sí; es hermosa. Al mirar su tez morena, siento la embriaguez sagrada que produce la ternura, y en mi deliquio la veo como lánguida sirena cuando en la paz de los mares tristes canciones murmura.
La crítica asesina precede además a toda inspiración y te la mata. No haces mil cosas porque te parecen tonterías; otro las hace, y medra. En cambio, lo que tú haces por parecerte discreto, o mal comprendido, o juzgado sólo por el éxito, que suele ser deplorable, parece tonto a todo el mundo. »Tal es, en resumen, mi teoría.
Instituído solamente para conocer en los crímenes de Estado, ese tribunal se había apoderado de la administración. En la República Argentina no es un Consejo el que se ha apoderado así de la autoridad suprema: es un hombre, y un hombre bien indigno. Encargado temporalmente de las Relaciones Exteriores, depone, fusila, asesina a los gobernadores de las provincias que le hicieron el encargo.
Ninguno de los dos ha visto ni verá nunca el rinconcillo de tierra que está en litigio; ni ménos casi ninguno de los animales que recíprocamente se asesinan ha visto tampoco al animal por quien asesina. ¡Desventurados! exclamó indignado el Sirio: ¿cómo es posible imaginar tan furioso frenesí?
Estáis soñando. ¿Huelga? ¿Para qué? ¿Para hocicar en cuanto falta el pan en casa, quedar empeñados y volver al trabajo? Lo de los cartuchos, es una salvajada de cobardes; ¡por cuenta mía no se asesina a nadie! Dejad a mi cargo la venganza, que será buena.., y larga.
La Pura le retuvo cuando se disponía á marchar y le dijo temblando: Acuérdate, Nolo, del juramento que me has hecho. Mira, hijo mío, que si ese malvado llega á saber lo que te he dicho, cualquier noche viene acá y me asesina. Pierde cuidado: vuelvo á jurarte que nada sabrá. Bajó de nuevo á saltos por el monte y se internó por los castañares.
Su religión es el porvenir de la República, cuya imagen colosal, indefinible, pero grandiosa y sublime se le aparece a todas horas cubierta con el manto de las pasadas glorias y no le deja ocuparse de los hechos que presencia. Estoy seguro de que el alma de cada unitario degollado por Rosas ha abandonado el cuerpo desdeñando al verdugo que lo asesina y aun sin creer que la cosa ha sucedido.
Palabra del Dia
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