Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de junio de 2025
Echaban de menos mis pulmones el aire rico y puro de la montaña, cuando se henchían del espeso y mal oliente de los grandes centros recreativos atestados de luces y de gentes; y andaba con la cabeza muy alta aun por los sitios más espaciosos, por la costumbre de buscar la luz por encima de los montes; antojábanseme las calles hormigueros y no viendo en ellas más que las obras y los fines de la ambición humana, cuando elevaba mi vista más allá de los aleros que asombraban la rendija de la calle, no descubría siempre la imagen de Dios, o la veía menos grande que la que me reflejaban forzosamente los gigantescos picachos de Tablanca en cuanto clavaba mis ojos en ellos.
Alegre ó melancólico, me dejaba así fascinar por la corriente, símbolo de ese curso que nos arrastra á todos hacia la muerte, y luego, sustrayéndome con pena á la atracción del agua, elevaba mi mirada á los frondosos árboles, en los que se estremecía la vida, y hacia los ricos prados y serenos montes inundados de sol. #El paseo#
Esta vez les faltaba la camilla. Los curiosos se apartaron para abrir paso á una extraordinaria novedad. Un carruaje de alquiler iba avanzando por las terrazas, lugar vedado á los vehículos. Lubimoff vió cómo se elevaba la duquesa repentinamente sobre las cabezas del gentío. Acababa de subir al carruaje y se mantuvo de pie en él, con la mirada perdida y un rostro inexpresivo de sonámbula.
A la izquierda se elevaba una altísima montaña ideal que lo dominaba enteramente, y sobre ella se veía un caballero que guardaba cierto parecido lejano con don Rosendo, dirigiendo los fuegos de una inmensa linterna sobre la villa. Cerca de él percibíanse las cabezas de otros cuantos personajes.
El ruido de los carros, de los escuadrones que a todas horas entraban y salían por sus puertas, de las máquinas de guerra, el gozoso rumor que se elevaba de sus talleres, donde fabricaban la inmensa variedad de artefactos que exigía su refinada cultura, la hacían bulliciosa y resonante.
Más allá de las columnatas de palmeras y pinos parasoles se elevaba el golfo, como un telón azul. Su borde superior sobrepasaba las rumorosas copas de los árboles. Un edificio enorme apareció, metido en el agua. Era un palacio en ruinas, ó más bien un palacio sin terminar, de gruesos muros, labrados ventanales y sin techo.
Más arriba reconoció al leñador Rochart, con sus recias almadreñas cubiertas con pieles de carnero; en tal instante, llenaba la cantimplora y se ponía derecho lentamente, con la carabina bajo el brazo y el gorro de algodón inclinado hacia la oreja. Y no hubo más, porque para dominar todo el campo de batalla Hullin debía trepar a la cumbre del Donon, en la que be elevaba una roca.
En la proa se elevaba el cochero, que en pesadez y gordura tenía por únicos rivales á las mulas, aunque éstas solían ser más racionales que él.
Al paso que Madrid se elevaba al primer rango entre las ciudades de España, ofrecía también á las compañías de cómicos mayores atractivos para permanecer en ella, y como consecuencia de esto, pedía un repertorio más completo que el que llevaban en su vida errante, puesto que cuanto más numerosas y nuevas eran las obras dramáticas, más considerables eran también los ingresos en la caja de los directores y de los hospitales.
Siete años de triple martirio, no ya en el corazón, como los años anteriores, sino en la carne y en la conciencia. Ya no eran las tentadoras imágenes de antes, fingidas por la humareda que se elevaba del corazón; era la experiencia de la carne, el recuerdo de lo pasado, que, no obstante haber pasado, permanecía actual sobre mi piel, como la cicatriz de las heridas.
Palabra del Dia
Otros Mirando