Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de junio de 2025
Los sietemesinos, echando humo por la boca y luciendo americanas del verano anterior, parodiaban a don Juan Tenorio. Te digo que esa señora no es tal señora, y me han dicho que torea. Vamos, chico, ¡que te calles! Yo la he seguido dos tardes, y ni siquiera me ha mirado. Pues me consta que va a citas. ¡Sí! Las ganas. Ya salen... adiós.
Paz, sin acertar a comprender cómo aquella mujer la hablaba de tal modo, repuso, echando a andar y con creciente aspereza. Quede Vd. con Dios.
La mayor, que es la más estirada, levantó las cejas, y mirándome como con lástima, y echando aquella voz tan fina, pero tan fina que parece que se la han hecho las arañas, fue y me dijo, dice: ¿Pero ese señor, no se casa con usted?. Por poco suelto el trapo... Yo le contesté 'puede' y siguió con el sermón.
El escándalo consiste en que se haya presentado al público con sus mejores galas, cuando no es un misterio su trato con don Rodrigo. En efecto, esto tiene algo de escandaloso dijo el alférez . Pero la enormidad... veamos la enormidad. ¡La enormidad! ¿no os parece una enormidad el que nos haya presentado á todos su nuevo amante? Efectivamente; esa muchacha se va echando á perder más de lo justo.
Eso es bueno para una monja, pero cuando no se siente una llamada hacia Dios... Ciertas almas respondió la Fontane, prefieren su blancura de armiño a todos los goces de la vida... Ese sentimiento purísimo es infinitamente respetable, tanto como hermoso. Y muy raro dijo la abuela echando a Francisca una mirada terrible para que no dijera alguna nueva tontería.
Pues los hombres se portan como hombres. Vamos a castigar la insolencia de ese pelgar. ¡Vamos! profirió con firmeza el capellán, echando a andar en dirección a su casa. Por ahí no, don Segis. Por donde usted quiera. Los dos clérigos se cogieron del brazo y empezaron a caminar, no sin ciertas vacilaciones explicables, en dirección al café de la Marina.
Siguieron al Güésped todos de la suerte que estaban, y entrando en el aposento del tal Poeta, le hallaron tendido en el suelo, despedazada la media sotanilla, revolcado en papeles y echando espumarajos por la boca, y pronunciando con mucho desmayo: «¡Fuego, fuego!», que casi no podía echar la habla, porque se le había metido monja.
¿Usted, Pepa?-preguntó el mancebo queriendo demostrar desembarazo, pero inquieto en realidad, porque la de Frías era con razón temida. Yo, sí. Vamos a cuentas, Ramoncito, ¿qué se propone usted echando sobre sí tanto perfume? ¿Es que pretende usted seducirnos a todas por el órgano del olfato? Por cualquier órgano me agradaría seducir a usted, Pepa. La tertulia celebró la respuesta.
Clara y Elena salieron por la puerta de madera del jardín y, sin internarse en el bosque, siguiendo el muro llegaron hasta uno de los ángulos, examinaron el paraje en que se iba a erigir el lavadero y dieron su opinión acerca de él. Pero Elena pronto se distrajo echando miradas codiciosas a una mata de nísperos que crecía un poco más lejos. Mira, Clarita, aguárdame un instante... ¡Elena! ¡Elena!
Con que salgas de aquí a las diez menos cuarto... ¿Pero esa toquilla?... Mírala, mírala en esa silla junto a la cómoda». ¡Ay!, hija... si llega a ser perro me muerde. Se la puso, envolviéndose la cabeza, echando miradas a un espejo de marco negro que sobre la cómoda estaba, y después se sentó en una silla a hacer tiempo. Entonces Maximiliano la miró mejor.
Palabra del Dia
Otros Mirando