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Actualizado: 3 de octubre de 2025


Debajo de un manzano te desperté; allí tuvo tu madre dolores, allí tuvo dolores la que te dio a luz. 6 Ponme como un sello sobre tu corazón, como un signo sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor; duro como el sepulcro el celo; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. 7 Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos.

Pues a esa hora allí estaré. El doctor y yo nos levantamos, dejamos a Machín entregado a su desesperación, y nos fuimos. Unos días después, una mañana de octubre, me desperté con el ruido furioso del viento. Hoy debe estar el mar digno de verse me dije a mismo, y aunque todavía no había aclarado, me vestí, me puse el impermeable y me eché a la calle.

Desperté temprano, como es mi costumbre, y desde el lecho empecé a admirar de nuevo el grato aspecto de mi balcón florido: las hortensias, con sus esferas de azul y rosa; las azáleas y geránios, con sus variados tonos de rojo y blanco; mas ¿qué era esa flor maravillosa, en el centro de todas, en la cual no había yo reparado la víspera?

Una mano ruda sujetó por un instante mi cabeza; un lienzo cubrió mis ojos; sentí mucha apretura en la garganta, y... desperté. El cuello de la camisa me estaba apretando de un modo extraordinario. No hice más que soltar el botón y quedé otra vez profundamente dormido.

Lo abrió, y después de contemplar con emoción su contenido, sacó de él una moneda de oro de ocho duros y volvió á colocarlo en su sitio y á cerrar el armario. En seguida silenciosamente subió arriba y fué al cuarto de Flora. Pensaba que te habías marchado sin despedirte de , niña dijo suavizando de un modo sorprendente su voz. Me desperté tarde contra mi costumbre...

Al menor ladrido miraba sobresaltada hacia la portera, y apenas anochecía, veía avanzar por entre el pasto ojos fosforescentes. Concluída la cena se encerraba en su cuarto, el oído atento al más hipotético aullido. Hasta que la tercera noche me desperté, muy tarde ya: tenía la impresión de haber oído un grito, pero no podía precisar la sensación. Esperé un rato.

¿Quién va? pregunté. Soy yo, Allen. Vengo con Sam Cooper, el contramaestre, y con Tommy, que quieren hablar con el piloto. Esperad un momento. Desperté a Tristán, que se echó de la hamaca y que mandó abrir inmediatamente. Por lo que contó Old Sam, portugueses y holandeses, sintiendo renacer sus odios, se batían a palos y a cuchilladas en la cubierta.

Y Alejandro acabó de derribar todos los soldados de mi ejército, mientras yo, pensativo, vacilante en la bondad de mi causa, dejaba hacer, sin atreverme a tomar la ofensiva. Aquella noche me costó dormirme; era día entrado ya, cuando me desperté en medio del sobresalto de un sueño en que me veía amarrado a un árbol, y en momentos de ser fusilado por el señor de la tienda.

«Ya comprenderás me decía la niña cuan grata fué tu carta para . ¡Qué ansia! ¡Qué impaciencia! Toda la noche estuve pensando en la llegada del mozo, hasta que al fín me quedé dormida. ¡Soñé contigo! Soñé que estaba yo en Villaverde, en tu casa y cerca de . leías y yo estaba pintando pétalos de rosa. Desperté llorosa y apenada, como si ya no me quisieras, como si no hubiera de verte más.

De nuevo el reloj de la caballeriza dio la hora, la media, y creo que después debí dormitar un rato, porque me desperté súbitamente al sentir unos leves pasos furtivos sobre el bruñido piso de roble delante de mi puerta. Escuché, y distintamente que alguien se deslizaba suavemente y bajaba por la gran escalera, que crujía muy despacio.

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