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Actualizado: 17 de julio de 2025


Ella dice que . ¿Te gustan las rosas? continúa él. La joven vuelve los ojos hacia él. «¡Como si no lo supierasdice su mirada. Oye agrega él vivamente. ¿Por qué no pones ya flores en mi cuarto? Ella no responde. ¿Porque no las merezco? Me lo ha prohibido él balbucea Gertrudis. ¡Ah! eso es otra cosa dice Juan, desconcertado. La conversación termina de pronto.

Pierrepont, desconcertado al pronto, aguardó algunos instantes, pero al fin se decidió a seguirla; la habitación estaba casi a obscuras, cerradas las persianas para preservarse sin duda contra el fuerte calor; el marqués pudo, sin embargo, advertir que Beatriz no estaba allí; se presentó un momento después llevando un estuche en la mano.

Y acompañaba sus palabras con tales sonrisas, que Fernando acabó por sentirse desconcertado. «Este señor es tonto pensaba , tonto como su hijo menorPero luego parecía dudar. «O tal vez es un fresco. El mayor sinvergüenza que he conocido

El juez le interrumpió, clavando otra vez en su rostro una mirada escrutadora: Esta mujer ha dicho lo contrario: ha declarado que su patrona ha intentado otras veces matarse; que esta mañana la alejó deliberadamente y que hoy no ha hecho más que poner en práctica un propósito antiguo y firme. ¿Usted cree eso? exclamó el joven desconcertado ¿usted ha dicho eso? La mujer no contestó.

Gabriel dijo como quien despierta de un mal sueño . ¿Cómo has entrado aquí? ¿Qué buscas? No me esperabas sin duda. Su acento de profunda sorpresa no indicaba pesadumbre ni contrariedad. Después añadió: No parece sino que te ha enviado Dios en socorro mío. Acompáñame: tengo que salir a la calle. ¡A la calle! exclamé más desconcertado aún.

La conversación duró un poco más en este tono. Desconcertado por mi laconismo y el interés con que con la mayor impertinencia del mundo, seguía yo las evoluciones de una mosca que se paseaba por un brazo de mi poltrona, levantose el barón, algo cortado y abrevió la visita. Acompañole mi tío hasta la puerta del jardín, y volvió enojado en busca mía. Esto no puede continuar así, Reina.

Papá se había encontrado sin duda algo desconcertado al ver a Roberto, pues, seguramente, tenía todavía sobre el peso de la pérfida carta de la tía; había hecho un ademán de negativa al oírle formular su petición; pero, en el mismo instante, Marta se había presentado. ¡Cuán pronto había vuelto a encontrar sus fuerzas, la pobre enferma, que, pocos minutos antes, yacía agotada en el sofá; cuán pronto había olvidado las penas, los dolores que sufrió durante años!

Y me puse a observar de nuevo mi rama de pino, mientras que el objeto de mi amor, desconcertado por el modo indiferente con que miraba yo su lúgubre proyecto, quedaba desconcertado. Pensé, prima, que abrigarais algún cariño por . La primera vez que nos vimos me encontrasteis tan amable.

La razon de que esta se exceptúe es que en ella, si bien no cabe demostracion, hay sin embargo vision clarísima de que el predicado está contenido en la idea del sujeto; pero en los demás casos no hay ni la demostracion, ni esa vision: el hombre asiente por un impulso natural; cuando se le objeta algo contra su creencia no llama la atencion sobre el concepto, como sucede en la evidencia inmediata; se halla completamente desconcertado, sin saber qué responder; entonces aplica á la objecion, no el nombre de error ni de absurdo, sino de despropósito, de cosa contraria al sentido comun.

La actitud de Ramoncito al pronunciar estas palabras era tan arrogante, su sonrisa tan impertinente, que Cobo, desconcertado por un momento, preguntó con furia: ¿Y por qué se dice azorar y no azarar? ¡Porque !... ¡Porque lo digo yo!... ¡Eso!... respondió el otro sin dejar de sonreír cada vez con mayor ironía y echando una mirada de triunfo a Esperanza.

Palabra del Dia

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