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Actualizado: 12 de septiembre de 2025
Era su único heredero, una mala cabeza que alteraba con sus genialidades el bienestar tranquilo que rodeaba al viejo Brull descansando de sus rapiñas.
En el presidio cada uno tenía su petate, y en la gañanía sólo muy contados podían permitirse este lujo. Los más, dormían en esteras, sin desnudarse, descansando sus huesos doloridos por el trabajo sobre la tierra dura.
Su cuerpo se revolvía contra toda caricia que saliese de los límites del rostro, y esta repulsión vigorosa era tan brusca, que él se sintió empujado, vacilante sobre sus pies, teniendo que esforzarse para no caer. Luego, como arrepentida de su defensa, le echaba los brazos al cuello y volvió a su gesto de sumisión, descansando la cabeza en su hombro, gimiendo con un abandono de niña enferma.
Era una agitación semejante a la de un navío de guerra en vísperas de combate. La última cubierta se empequeñecía. Las balleneras pendientes sobre el mar eran retiradas al interior, descansando fijas en sus cuñas. Los paseantes veíanse obligados a moverse entre estas embarcaciones, que sólo dejaban accesibles estrechos pasadizos.
Unicamente Materne permanecía de pie, según su costumbre, apoyado en la pared, detrás de la silla de Lorquin, con el cañón de la carabina en las manos y descansando la culata en el suelo. De la cocina llegaba el ruido de las conversaciones. Cuando Catalina, llamada por Juan Claudio, entró en la sala oyó una especie de lamento que la estremeció; era Hullin que hablaba.
»De pronto salió en el telón el interior de una trinchera, con muchos soldados descansando. Uno de ellos escribía una carta sobre sus rodillas, puesto de espaldas al público. Poco á poco volvió la cabeza y sonrió á las gentes. Yo dudé, creyendo que veía mal. Luego debí gritar. ¡Era mi nieto!... »Me levanté para verle mejor; quise ir hacia mi Alberto.
Manchando de blanco el verde oscuro de las colinas, aparecían sembrados, o mejor, colgados sobre el valle algunos caseríos. En lo más hondo se percibía uno mayor que los otros, descansando entre el follaje de una vegetación soberbia. Aquél debe de ser Riofrío se dijo Andrés poniéndose la mano por encima de los ojos, a guisa de pantalla, para examinarle con más comodidad.
Encima precisamente del punto donde el arroyo es más profundo y el agua pasa ante la vista con mayor rapidez, las ramas grandes se separan del tronco y se dividen en ramitas pequeñas curvadas por el peso de sus tiernas hojas. ¡Cuántas veces, ya en plena juventud, buscando la soledad, me he sentado sobre el espacio libre entre rama y rama, descansando encima del arroyo y balanceando mis piernas en el vacío!
Sola en la escuela y sentada con la mejilla descansando en su mano, los ojos medio cerrados, mecíase en uno de aquellos ensueños a que, con peligro de la disciplina escolar, se entregaba tan a menudo, desde no hacía mucho tiempo.
Una orden llegada de Guantánamo hizo que la columna regresara á esa ciudad, y al siguiente día entraba en ella, donde permaneció dos días descansando. Bien se lo merecían aquellos bravos soldados que supieron tomar al enemigo posiciones que siempre fueron creídas inexpugnables por todos que las conocían.
Palabra del Dia
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