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Actualizado: 14 de junio de 2025


Liette le escuchaba muy grave y llena de aflicción y de sorpresa. ¿Cómo había el notario adivinado su secreto? ¿Cómo olvidaba la reserva y la delicadeza de su carácter y de su profesión hasta hacer aquella alusión ofensiva?...

Pues bien, yo coqueteé siguiendo tu consejo, y todo te lo hubiera confesado, si no hubiera advertido en seguida que iba a darte un disgusto; si no hubiera advertido que, sin amar al Conde, te deleitabas en verle o en creerle rendido a tus pies. En un principio había hasta un motivo de delicadeza para no revelarte nada.

Pulgada a pulgada creía conocer el antiguo escribiente la superficie de aquel asendereado cuerpo de su mujer, donde él daba friegas con fuerza y con delicadeza a un tiempo, según lo exigía la paciente, esparcía ungüento con justicia distributiva, amoroso tacto, pulcritud y suavidad; así como en la región del pecho, y en la espalda y sobre el hígado había pasado un pincel impregnado de yodo.

Por más que esto le dejase un poco despechado, no lo manifestó; estaba acostumbrado ya a ver a Miguel meterse en la cabeza los libros rápidamente; por otra parte, el hijo del brigadier tenía la delicadeza de no comentar el asunto de las notas y darle muy poca importancia. En el curso siguiente Miguel dejó la compañía del teniente y sus disipados amigos y se aplicó de todas veras al estudio.

La admiración que sentía la joven por Juan, la hizo notar, sin querer, lo singular que era la conducta poco afectuosa de Huberto. ¿Por qué la rareza de sus visitas coincidía con el mal estado de los asuntos del señor Aubry? ¿Por qué había expresado el deseo de demorar su casamiento? ¿Sería solamente por delicadeza, para dejarla libre de dedicarse al cuidado del enfermo por lo que Huberto había manifestado aquel deseo?

Había en todos sus sentidos la irritabilidad y la delicadeza de la piel nueva para el tacto. Todo le llegaba a las entrañas, todo era nuevo para ella.

Yo me quedo aquí». A pesar de lo trastornadas que estaban sus facultades, Fortunata supo apreciar el verdadero sentido de aquella resistencia de Jacinta a presentarse con la niña. Era un sentimiento de modestia y delicadeza. Quería sustraerse a las manifestaciones de gratitud de la pobre enferma, y evitarle a esta el sonrojo de su desairada situación como madre.

Es muy probable que ya ninguno de los parientes viese en su prima la belleza que, en efecto, había volado; pero algunos fingían, con mucha delicadeza en el disimulo, ocultar todavía una hoguera del corazón bajo las cenizas que el deber y las buenas costumbres echaban por encima.

Mas abajo, todavía, crecen, como de tres á cuatro varas de alto, otras palmas algo mas delgadas que las primeras, y á las que el menor soplo de viento echaria por tierra; pero los aquilones solo agitan la cima de los gigantes de la vegetacion, los que rara vez permiten que algunos rayos de sol puedan llegar basta el suelo, el cual se halla tambien adornado con las plantas mas variadas, miscelánea de helechos elegantes á hojas recortadas, de pequeñas palmas con hojas enteras, y sobre todo de marrubios de una levedad y delicadeza extraordinarias.

Quédate, necio, y oye... Por no querer oír rompimos las amistades en el Escorial... Considera que han de hablar algo de ti... Verdad es que si la delicadeza me ordenaba cerrar los oídos, la curiosidad me impulsaba a abrirlos. Venció la curiosidad, mejor dicho, venció la pícara Amaranta, que no podía dejar de ser cortesana. Las muchachas hablaban en alto y lo oímos todo, y aun veíamos algo.

Palabra del Dia

rigoleto

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