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El joven, sin ser tirano, como á menudo era reñido por Cpn. Tiago, le gustaba á su vez reñir á los que estaban bajo su direccion. El viejo buscó una noticia nueva. ¡Se nos ha muerto un aparcero, el viejo que cuida del bosque y el cura no le ha querido enterrar como pobre, alegando que el amo es rico! ¿Y de qué ha muerto? ¡De vejez!

Otro documento curioso relativo á la capilla de la ALJAFERÍA se halló tambien, que es del mismo rey D. Jaime 2.º dado en Zaragoza el 14 de las calendas de octubre del año 1300, en el cual dice: que conviniendo que el que cuida la ALJAFERIA sea presbítero y pueda celebrar misa todos los dias, y cumplir los divinos oficios en la capilla del palacio de este nombre, recibiendo los doce dineros diarios y los 70 sueldos jaqueses anuales que recibe Domingo Juan, que entonces tenia encomendado el cuidado de la ALJAFERIA por concesion de los Ilustrísimos Sres.

Es un ángel... un verdadero ángel. Debías ver cómo me cuida, de qué cariño me rodea. Conserva su geniecillo dominador; pero no es más que deseo de aislarme, de tenerme siempre cerca de sus faldas. Soy otro hombre, Luis. Esta tranquilidad no tiene precio. Estoy como el que descansa después de una marcha forzada; no me atrevo á moverme.

Dice que no entre usted, porque se le puede pegar su enfermedad. ¡Pobre niña! Aquel cuidado por los demás, en medio de su fiebre, era conmovedor. Polidora la cuida con un celo que la rehabilita a mis ojos. Después de todo, es posible que no le haya faltado más que la ocasión de tener virtudes. He recibido esta mañana una deliciosa carta de Luciana.

Tu madre tiene la llave; cuida de que nada sospeche. La puerta está rota a medias; acabaré de romperla... Te oirán de abajo... ¡Están demasiado divertidos! replicó Roberto con risa aguda. Ven, vamos juntos.

Sus amantes son infinitos, y a ellos se entrega como cortesana que ni cuida de escogerlos, ni piensa en lo que le sacrifican, ni estima lo que les concede, ni repara en cuándo se lo quita.

Hace ya tiempo que se quedó lelo, paralítico y con los dedos engarabitados. No se sabe si es falta de la lengua o de algún otro órgano del aparato vocal; pero lo cierto es que ya no puede decir ni dice, sino: Ta, ta, ta, ta, ta. Doña Inés le cuida con esmero y cariño de esposa; pero como es tan moralizadora y tan conmocionante, le reprende a menudo con suavidad.

El Hispano-colombiano, aunque se impresiona mucho con todo lo que ve extraño, se cree siempre en su país y no se cuida de someterse á las exigencias de las costumbres extranjeras. Y sinembargo, no hay viajeros que se trasformen mas que los hijos de Hispano-Colombia, acabando por asimilarse todo lo que encuentran mas saliente en las sociedades europeas, sobre todo en Francia.

Se ha negado á asistir á nuestra fiesta. Prefiere pasar la tarde en sus habitaciones de estudiante. Tiene allí una terraza, donde cultiva flores, cuida pájaros y se entretiene con otras cosas fútiles, indignas de su sexo. ¡Qué juventud la que viene detrás de nosotros! exclamó tristemente Golbasto. Momaren hizo un gesto igual de melancolía.

Sin embargo, haciendo extraños movimientos, continuó en su singular delirio: ¡Ven acá, borriquita! ¡So, so! ¡quieta! ¡Qué oscuro está! Alerta con los baches, y cuida también de él, vieja. Ya sabes que a veces, cuando está borracho, rueda como un tronco hasta la cuneta. Corre, pues, en derechura hasta el pino de allá arriba, en la colina.