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Actualizado: 1 de junio de 2025
Porque el último parapeto del bizco que no quiere mirar derecho es negar que entienda el que le reprende de achaques de vista; por eso, cuando le pone delante el censor detalles íntimos conocidos sólo de los del gremio, concédele al punto la ventaja inmensa de la experiencia y se rinde a discreción, pensando que, si no fue también bizco allá en sus tiempos aquel que le reprende, entre muchos que bizquean debieron de apuntarle los dientes; y gran paso es ya este dado en el corazón que quiere ganarse, porque le invita a la confianza y le asegura la indulgencia, la idea de que aquel censor inexorable estudió en su mismo libro y venció sus mismas flaquezas.
Hemos estado buscando jóvenes, y ya hemos encontrado algunas; pero aún nos faltan cinco. La fiesta es mañana: y si no encontramos hoy esas que faltan, se va á deslucir la función. ¡Qué contratiempo! No saben ustedes cuánto he trabajado para buscarlas. Son muy guapas las que tengo ya. Señor don Gil, por Dios chilló Salomé en el tono de una honesta dama que reprende el atrevimiento de su galán.
24 Enseñadme, y yo callaré; y hacedme entender en qué he errado. 25 ¡Cuán fuertes son las palabras de rectitud! Mas ¿qué reprende el argumento de vosotros? 30 Si hay iniquidad en mi lengua; o si mi paladar no discierne los tormentos. 3 así poseo yo los meses de vanidad, y las noches de trabajo me dieron por cuenta. 4 Cuando estoy acostado, digo: ¿Cuándo me levantaré?
19 Y en esto conocemos que somos de la verdad, y tenemos nuestros corazones certificados delante de él. 20 Y si nuestro corazón nos reprende, mayor es Dios que nuestro corazón, y conoce todas las cosas. 21 Carísimos, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios;
Y de ninguna suerte la figura Se contradiga en lo que tiene dicho; Quiero decir, se olvide como en Sófocles Se reprende no acordarse Edipo Del haber muerto por su mano á Layo.
39 Entonces algunos de los fariseos de la multitud, le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. 40 Y él respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían. 41 Y como llegó cerca viendo la ciudad, lloró sobre ella, Mas ahora está encubierto a tus ojos.
La escultura egipcia está tambien allí dignamente representada: Roma y Aténas han dado tambien su contingente. La antigüedad, presente allí bajo el prisma histórico, artístico, reprende en elocuente silencio la esterilidad de tantos siglos como se han hundido en el rio de las generaciones sin llegar á su altura.
Hace ya tiempo que se quedó lelo, paralítico y con los dedos engarabitados. No se sabe si es falta de la lengua o de algún otro órgano del aparato vocal; pero lo cierto es que ya no puede decir ni dice, sino: Ta, ta, ta, ta, ta. Doña Inés le cuida con esmero y cariño de esposa; pero como es tan moralizadora y tan conmocionante, le reprende a menudo con suavidad.
En mal hora para mí y para castigo de mis culpas, dijo con la voz balbuciente, fui yo a esta casa venido anoche; y no os digo por qué, aunque bien podéis figuraros la causa; que prohibido me está severísimamente, y bajo pena de grave censura, el que más de la cuita en que estoy agonizando hable, ni con vos ni con nadie, ni aun conmigo mismo: quejas hanse dado hoy a la Inquisición, porque en vez de prenderos a vos, señora, al rapista Viváis-mil-años prendí; y yo no sé quién pudo dar esta queja; pero es lo cierto, que puesto que el rapista haya dado en otras ocasiones motivos o sospechas para que la Inquisición le prenda o le aperciba, por lo de ahora limpio está de acusaciones y sospechas, y le han soltado, y en su casa se halla, insolente y ufano y satisfecho, diciendo que a un tal católico apostólico romano como él, no hay quien en materias de fe le meta el diente, y que si hay malos ministros que, por servir a hermosas damas, a los buenos católicos llevan a la Inquisición a encerrarlos, este tribunal, en su justicia y en su sabiduría, al atropellado suelta y le satisface, y a sus temerarios o tal vez malévolos familiares, que a tanto osan, reprende, apercibe y penitencia.
22 Se apresura a ser rico el hombre de mal ojo; y no conoce que le ha de venir pobreza. 23 El que reprende al hombre, hallará después mayor gracia que el que lisonjea con la lengua. 25 El altivo de ánimo suscita contiendas; mas el que en el SE
Palabra del Dia
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