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Actualizado: 7 de junio de 2025
PASTEL MOKA. A doscientos gramos de mantequilla deshecha, pero fría, se echan tres cucharadas de azúcar y se trabaja mucho la pasta con una cuchara de madera; se mezclan tres yemas y se vuelve a trabajar mucho, mezclando luego media jícara de café moka muy espeso; una vez bien trabajado todo, se coloca media libra de bizcochos, en la siguiente forma: una capa de bizcocho, otra de pasta, otra de bizcochos, etc., hasta llenar el molde; con la pasta que queda se reboza bien, poniendo encima cuatro torres, o como se quiera adornar, y después se salpica todo él con almendra tostada que se tendrá antes partida menudita; para esta cantidad bastan veinticinco gramos.
Yo estoy solo. Te daré un cuarto, una cama, un plato y una cuchara. En mi casa no hay lujo, pero no falta nada de lo necesario». Después le hacía acerca de Isidora mil preguntas enojosas y prolijas, a las que Mariano no sabía qué contestar. Si su hermana vivía contenta, si se levantaba tarde o temprano, si le gustaba la fresa y el requesón, si iba al teatro.
SALSA AMARILLA. Se cuecen huevos duros y se pican las claras muy menudas; las yemas se deshacen con una cuchara de madera y aceite, que se irá echando hilo a hilo; cuando está bien mezclado, se pone sal, un cacito de caldo, una cucharada de vinagre, un poco de mostaza y otro de pimienta; se mezcla bien el picadillo de las claras y se saca.
El parisién casi rió al contemplar cómo manejaba Toledo la diminuta cuchara de marfil que contenía la carga de pólvora, examinándola escrupulosamente antes de verterla en el cañón del arma, con cierto miedo de haber echado un grano más en uno que en otro.
Ello fue que en la primera semana ya metía yo mi cuchara en las conversaciones y porfiaba en serio con aquellos rústicos sobre temas de su alcance que empezaba yo a penetrar; que iba distinguiendo los caracteres, las triquiñuelas y zunas de cada uno, y que me sentía muy halagado por los elogios de todos ellos a mis proezas de excursionista y de cazador.
Salvatierra se fijó en las caras de aquellas gentes que le miraban con curiosidad, suspendiendo por un instante su comida, manteniendo inmóviles las manos con la cuchara en alto. Bajo los sombreros deformes sólo se veían carátulas de miseria, máscaras de sufrimiento y de hambre. Los jóvenes tenían la frescura vigorosa de los pocos años.
De esto se puede hablar aquí, porque donde hacen los jarros, hacen los cubiertos; y el metal, lo mismo tienen que hervirlo, y mezclarlo, y enfriarlo, y aplastarlo en láminas para hacer un jarrón que para hacer una cuchara de té.
A los pocos días la misma Amalia, en un acceso de mal humor, dijo que aquel doble servicio no podía ser tolerado y que se la llevasen a la cocina a comer con los criados. Concha la sentó en un taburete, le puso un plato de barro y una cuchara de madera en la mano y le dijo: Come.
Un vaso de horchata helada de chufas estaba en medio, y ambos metían dentro la cuchara, tragándose él con delicia cuanto salía, mirándole ella con plácida sonrisa y mojando apenas su cuchara, como si le dejase a él saborear a sus anchas la golosina y le bastase a ella saborear la dicha inmensa de ser aquel un obsequio del hijo de su alma.
Como yo me negase á tomar cierto confite del que se hacían grandes elogios, levantóse de improviso con una cucharilla en la mano; se acercó á mí; me hizo con un gesto encantador abrir la boca y me introdujo allá la cuchara cargada de dulce. Dudo que la ambrosía tuviese mejor gusto. Agosto 3. Agosto 5. Ayer me llamó el conde aparte con aparato de misterio. Confieso que le seguí más muerto que vivo.
Palabra del Dia
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