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Actualizado: 17 de mayo de 2025
¡Jesús, que café, capitán! dijo Bertita, haciendo un gracioso mohín de desagrado al saborear el negro líquido que humeaba en la taza: nunca podré acostumbrarme á estos brebajes recordando el Moka que se tomaba en casa del Ministro, el primo de este. Pues no digo á ustedes nada, del que se servía en la embajada de Rusia, ni el que se daba en las soirées de la Baronesa: ¡Jesús, Jesús, qué país!
Entremeses, sopa de macarrones con queso, lenguados con almejas, perdices estofadas, alcachofas rellenas, ternera con patata moldeada, mantecado helado, pastel moka, quesos y frutas, vinos, café y licores. Cuarto.
Dicho esto, convidó á los extrangeros á entrar en su casa; y sus dos hijas y dos hijos les presentáron muchas especies de sorbetes que ellos propios fabricaban, kaimak guarnecido de cáscaras de azamboa confitadas, naranjas, limones, limas, pinas, alfónsigos, y café de Moka, que no estaba mezclado con los malos cafées de Batavia y las islas de América; y luego las dos hijas del buen musulman sahumáron las barbas de Candido, Panglós y Martin.
El año 1869 recorriendo la provincia de Cavite tuvimos ocasión de pernoctar en el pueblo de Silam, célebre entre otras cosas por criarse un café que, fin género de duda, puede competir con el mejor de Moka.
Teniamos noticia de tres cafés cantantes: el de la Francia musical, hácia el bulevar de la Buena Nueva; el de Moka, en la calle de la Luna, y el del Concierto, calle de Montmartre. El más importante es el de la Francia musical, exceptuando los tres que hay abiertos en los Campos Elíseos, durante el verano, y adonde no podriamos ir, teniendo pensado asistir á la Opera.
Tomaron exquisito moka, que al estanquero le pareció inferior al del café, y luego, saboreando unas copas de licor, don Juan le ofreció habanos. No es mal tabaco decía don Quintín ; pero crea usted que no hay nada como los peninsulares bien elegidos. Separáronse tras grandes protestas de lealtad y mutua protección.
OTRO POSTRE. Se baten tres yemas con cien gramos de azúcar; después se baten las tres claras a punto de nieve, y mezclados con otros cien gramos de azúcar para que esté como merengue; se pone en un plato como para pastel moka; una capa de la pasta de yema, otra de bizcocho, otra de merengue, y así sucesivamente, procurando terminar con la del merengue, espolvoreándola con canela molida y mejor aún con chocolate molido.
PASTEL MOKA. A doscientos gramos de mantequilla deshecha, pero fría, se echan tres cucharadas de azúcar y se trabaja mucho la pasta con una cuchara de madera; se mezclan tres yemas y se vuelve a trabajar mucho, mezclando luego media jícara de café moka muy espeso; una vez bien trabajado todo, se coloca media libra de bizcochos, en la siguiente forma: una capa de bizcocho, otra de pasta, otra de bizcochos, etc., hasta llenar el molde; con la pasta que queda se reboza bien, poniendo encima cuatro torres, o como se quiera adornar, y después se salpica todo él con almendra tostada que se tendrá antes partida menudita; para esta cantidad bastan veinticinco gramos.
Palabra del Dia
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