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Actualizado: 7 de junio de 2025
Y de allí sale el tenedor o la cuchara a la platería de veras, porque es donde les ponen el baño de la electricidad, y quedan como vestidos con traje de plata. Los cubiertos pobres, los que van a costar poco, no llevan más que un baño o dos: los buenos llevan tres, para que la plata les dure, aunque nunca dura tanto como la plata que se trabajaba antes con el martillo.
ROSQUILLAS DE ALMAGRO. Por cada huevo medio cascarón de aceite, y para cada dos huevos el zumo de un limón regular. Puesto todo en una ensaladera, se incorpora una cantidad regular de harina, se trabaja primero con una cuchara, y después con la mano bien enharinada para que no se pegue en la misma. Ha de estar la pasta bastante blanda.
Primitivo y la moza disponían en cubetas de palo el festín de los animales, entresacado de lo mejor y más grueso del pote; y el marqués que vigilaba la operación , no dándose por satisfecho, escudriñó con una cuchara de hierro las profundidades del caldo, hasta sacar a luz tres gruesas tajadas de cerdo, que fue distribuyendo en las cubetas.
Bou no quería galas, ni lujo, ni vicios caros, ni palacios; lo que quería era que todos fuésemos pueblo; que todo el que tuviera boca tuviera una herramienta en la mano; que no hubiera más que talleres y se cerraran los lugares de holganza; que se suprimieran las rentas y no hubiera más que jornales; que cada cual no fuera propietario nada más que de la cuchara con que había de comer la sopa nacional.
De improviso, como si se levantara un fuerte viento, la veleta daba la vuelta grande y ponía la punta donde antes tenía la cola. De estos cambiazos había sentido ella muchos; pero ninguno como el de aquel momento, el momento en que metió la cuchara dentro del arroz para servir a su futuro esposo.
Inferimos que no está bastante ilustrado el país para leer artículos en blanco, y que es más acertado meter las cosas con cuchara, como lo entiende el Boletín: adoptamos el agüero que nos ofrece nuestro silencioso cofrade. A catorce Siglos nos ha dejado este periódico; es decir, en la Edad Media; confesemos francamente que no podemos pasar de aquí, y quedémonos en blanco en hora buena.
Por eso no debemos extrañarnos del estrépito que se arma en la cocina del tío Jeromo al hacerse esta operación. «¡Que no se te caiga! ¡Ayúdame por esta banda! ¡Quita ese banco! ¡Apaña esa cuchara! ¡Allá va! ¡Que está torcía! ¡Calza de allá! ¡Fuera esa pata!» Poco menos alboroto y mayores precauciones que si se botara al agua un navío de tres puentes.
En el sitio de cada convidado se coloca un plato; a la izquierda el tenedor, a la derecha la cuchara y el cuchillo en un porta-cuchillos. Colocar los vasos de derecha a izquierda, por orden de tamaño; vaso para agua, para Burdeos, para Madera; copa para Champagne. El vino del Rhin se sirve en vaso de color, los licores en copitas a propósito.
Su barba era lacia, y su cuello muy largo, con nuez y costurones; tenía boqueras, los párpados tiernos, y un hombro algo más elevado que el otro. Era alto y flaco y pasaba por elegante, a pesar de todos sus defectos físicos. Lo cierto es que tenía gran desenvoltura y desparpajo para moverse dentro de los desairados arreos de sociedad, y para meter la cuchara en todos los corrillos.
PASTELES DE NUEZ. Se hace una masa fina con harina, agua fría, sal y huevo; se mezclan bien con una cuchara de palo, se añade mantequilla y se trabaja bien, y cuando está fina, se deja un par de horas en reposo; se tiene hecha una pasta con agua, azúcar y nueces machacadas, se extiende con un rollo la masa, se rellena de nuez, y se fríen.
Palabra del Dia
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