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Actualizado: 24 de junio de 2025
Lo mismo Laura que yo hemos venido extasiados todo el camino contemplando las hermosas riberas del Lora. ¡Oh! Han llegado ustedes en la mejor estación. Es la época en que se evapora la cortina de nieblas que las ha tapado todo el invierno. Este país con luz sería muy bonito; pero desgraciadamente no la tenemos sino dos ó tres meses al año. El señorito Octavio no dejaba la sonrisa beata.
12 Y el sobrante que resulta en las cortinas de la tienda, la mitad de la cortina que sobra, quedará a espaldas del tabernáculo. 13 Y un codo de una parte, y otro codo de la otra que sobra en la longitud de las cortinas de la tienda, cargará sobre los lados del tabernáculo de una parte y de la otra, para cubrirlo. 15 Y harás para el tabernáculo tablas de madera de cedro estantes.
Pasó en silencio por delante de ellos y fué derecha a las habitaciones de su madrastra como quien ha recorrido aquel camino muchos años. La duquesa estaba, en aquel momento, de conferencia con el médico director de un asilo de ancianas pobres, que ella había fundado hacía poco tiempo en unión de otras señoras. Al levantarse la cortina y ver a su hijastra, sonrió con dulzura. ¿Eres tú, Clementina?
Edificios y carros se van, y en su lugar ve Fortunata algo que conoce muy bien, la ropa de Maxi, colgada de una percha, la ropa suya en otra, con una cortina de percal por encima; luego ve la cama, va reconociendo pedazo a pedazo su alcoba; y la voz de doña Lupe ensordece la casa riñendo a Papitos porque, al aviar las lámparas, ha vertido casi todo el mineral... y gracias que es de día, que si es de noche y hay luz, incendio seguro.
Y me dije: «¡Dios sabe dónde le aprieta el zapato!» Juan no quiere escuchar más; sin una palabra de agradecimiento se lanza fuera. La cortina que cubre la entrada de la tienda de los Felshammer está completamente corrida. Juan escucha un instante. Un ligero rumor de llanto, mezclado con la voz de Martín que trata de apaciguar a su mujer, llega hasta él del interior.
En señal de adiós, recibe las quejas de mi corazón, Transformadas en dulce armonía, Pero no trates nunca de adivinar lo que estos acentos dicen. Y esta antigua romanza popular: Enrique descansaba junto a su reciente esposa, Rica heredera de las orillas del Rin... Suena la media-noche, y a través de la cortina, Pasa de pronto una mano blanca y delicada: ¿A quién vio?
Insensible al cálido día, Artegui levantaba la cortina un poco, se asomaba, miraba el país, los robledales, la sierra, los valles profundos. Una vez acertó a ver pintoresca romería.
Diciendo esto ha caído desmayado, y cuando, gracias a nuestros cuidados, ha vuelto en sí, le he llevado lejos de aquel lugar de aflicción, y marchando apresuradamente por el lado de la ciudad, no nos hemos detenido hasta llegar al recodo del camino en que yo había visto descender la fúnebre comitiva y desde donde la aldea quedaba oculta detrás de los árboles que formaban como una cortina.
No os enfadéis señor, vos me tenéis por lujo... ya os lo he dicho... pues bien: vuestra querida pública seré, ya que esto os halaga, hasta la muerte, hasta la muerte, señor; pero... tened compasión de mí; concededme lo que os pido. El duque miró á la cortina de la puerta tras la cual había desaparecido el bufón. Aquella cortina estaba inmóvil.
A la siete de la noche fueron llegando los convidados: primero, las divinidades menores, pequeños empleados, gefes de negociado, comerciantes, etc, con los saludos más ceremoniosos y los aires más graves, al principio, como si fueran recien aprendidos: tanta luz, tanta cortina y tanto cristal imponían algo.
Palabra del Dia
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