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Actualizado: 24 de julio de 2025


El tiempo se les puso muy malo, y en todo el trayecto hasta Barcelona no cesó de llover. Arrimados marido y mujer a la ventanilla, miraban la lluvia, aquella cortina de menudas líneas oblicuas que descendían del Cielo sin acabar de descender. Cuando el tren paraba, se sentía el gotear del agua que los techos de los coches arrojaban sobre los estribos.

Un brindis vino a salvarme entonces; pude levantarme, y al darme vuelta descubrí un grupito limitado, pero escogido... botellas de jerez que el viejo había escondido detrás de una cortina... Substraje dos sutilmente, y, sin más demora, me puse a la tarea de ingurgitar coraje. La cosa tardaba en llegar, porque yo aguanto bien el vino, señores; pero, en fin, llegaba.

que tronaba: iban a tener tempestad. Los dos hombres salieron al portal del cortijo. Por la parte de la sierra, el cielo estaba negro y las nubes corríanse como una cortina lúgubre entenebreciendo el campo. Aún no era media tarde y todos los objetos envolvíanse en la vaguedad difusa del anochecer.

Cuando apareció levantando la cortina, Villalonga dio una brusca retorcedura a su discurso: «No, hombre, no me has entendido; la sesión empezó por la tarde y se suspendió a las ocho. Durante la suspensión se trató de llegar a una inteligencia.

Quiere levantar la cortina, pero ésta no cede; parece sólidamente sujeta al marco de la puerta. ¿Quién es? grita la voz de Martín. ¡Yo, Juan! ¡No entres! Juan se estremece. Aquel «no entres» le ha atravesado el pecho como una puñalada. Cuando se trata de estar junto a la que sufre, de llevarle el consuelo y la paz, le gritan: «¡no entres

En primoroso lecho de ébano con incrustaciones de marfil, reposaba una joven de tez blanca, blanquísima, y cabellos negros, negrísimos. Reposaba con un abandono sin delicadeza, en una posición de animal bien cebado. Hasta en el sueño es posible conocer la condición y espiritualidad de la persona. Salabert tuvo un momento la cortina suspendida.

38 Y el altar de oro, y el aceite de la unción, y el incienso aromático, y la cortina para la puerta del tabernáculo. 39 El altar de bronce, con su enrejado de bronce, sus varas, y todos sus vasos; y la fuente, y su basa.

Estas cenizas sólo para nosotros esconden un poco de calor». Fortunata, que tenía en cada mano una de las gruesas bandas de sus cabellos negros, apartándolas como si fueran una cortina, no sabía si reír o echarse a llorar... ¿Has hablado con él...? dijo conmovida y al mismo tiempo sonriente.

Hola, Petra: ¿y tu ama? Duerme todavía, señor duque. Pues ya son las doce dijo sacando su cronómetro . Voy a subir de todos modos. Y pasando por delante de ella, entró en la antesalita ochavada. Despojóse del gabán que la doméstica recibió y se encargó de colgar. Subió al piso principal. El dormitorio donde penetró era un gabinete con alcoba, separados por columnas y una gran cortina de brocatel.

16 El altar del holocausto, y su enrejado de bronce, y sus varas, y todos sus vasos, y la fuente con su basa; 17 las cortinas del atrio, sus columnas, y sus basas, y la cortina de la puerta del atrio; 18 las estacas del tabernáculo, y las estacas del atrio, y sus cuerdas;

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