Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 31 de agosto de 2025
El susto, las acciones con que Rafala esto decía, se asentó en las almas de Auristela y de Constanza, de manera que fué creída, y no le respondieron otra cosa que fuese más que agradecimientos. Llamaron luego a Periandro y a Antonio, y, contándoles lo que pasaba, sin tomar ocasión aparente, se salieron de la casa con todo lo que tenían.
Ejecutada la obra que ligeramente hemos descrito, mandó D. Enrique el Bastardo trasladar á esta capilla con regia y solemne pompa los cuerpos de su padre D. Alfonso XI y de su abuelo D. Fernando el Emplazado, que descansaban, el primero en la capilla real de Sevilla, y el segundo en la capilla mayor de la misma catedral de Córdoba, donde lo habia hecho enterrar, segun queda dicho, la reina D.ª Constanza.
Quisiera poder partir yo también, añadió Constanza, mirándole á través de sus lágrimas y sonriéndose tristemente. Pero en tiempo de guerra sólo nos está permitido consumirnos de impaciencia entre los muros de una fortaleza, hilando ó bordando, mientras que allá, en los campos de batalla... ¡Ah, de qué sirvo yo en este mundo!
De Constanza pasaron a Suiza, y después a Italia. Un año anduvieron juntos, contemplando paisajes, viendo museos, visitando ruinas, cuyas sinuosidades y escondrijos aprovechaba Jaime para besar la nacarada piel de Mary, gozándose en sus auroras de rubor y en el gesto de enfado con que protestaba: «¡Shocking!...» La acompañanta, insensible como una maleta a las novedades del viaje, seguía la confección de un gabán de punto de Irlanda empezado en Alemania, seguido a través de los Alpes, a lo largo de los Apeninos y a la vista del Vesubio y del Etna.
El concilio de Constanza, no solo cruel sino pérfido, consumó allí dos, haciendo perecer en la hoguera á los dos heróicos sectarios; y si con eso acabó de justificar la futura Reforma, no comprometió ménos el porvenir del catolicismo con la eleccion de Martin V en reemplazo de dos papas depuestos. Hay actos de autoridad que son por sí solos la condenacion de la misma autoridad en que se fundan.
La conozco, amigo Roger, y si como me figuro está ella pensando en tí como tú en ella, ni Enrique de Trastamara con sus sesenta mil soldados puede impedir que mi Constanza haga su voluntad y deje de amar á quien ame. Lo que sí me toca recordar aquí es que siempre he deseado para esposo de mi hija á un caballero valiente y cumplido.
Otra vez repitió el dulce nombre que había iluminado su infancia con un esplendor novelesco. «¡Doña Constanza! ¡Oh, doña Constanza!...» Y se sumió en la noche definitivamente, sin una nueva visión, abrazándose á la almohada lo mismo que cuando era niño y creía dormirse teniendo entre sus brazos á la joven viuda de «Vatacio el Herético».
Ultima representante del glorioso Federico, ella y su sobrina Constanza transmitían á Pedro III los derechos sobre Sicilia, y el grave y tenaz monarca aragonés los reivindicaba años adelante, apoderándose de la isla luego de las famosas Vísperas Sicilianas.
Después los vuelves á guardar, antes de que el barón se vaya de caza con ellos puestos y los destroce.... Mi buena amiga, observó el señor de Morel, duéleme en el alma separarme de vos, pero hemos llegado á los linderos del bosque y no debéis ir más lejos. La Virgen os guarde á vos y á Constanza basta mi regreso.
Constanza es nuestra única hija y cuanto tenemos le pertenecerá algún día. También soy yo ahora el único Clinton, y muerto sin hijos mi hermano soy dueño y señor de Munster. Cierto es. Pero ¿cómo no me has hablado antes del caso? No podía hacerlo, señor barón, porque ni aun sé si vuestra hija me ama y no media entre nosotros oferta ni promesa.
Palabra del Dia
Otros Mirando