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Actualizado: 2 de junio de 2025


Si lo sabe, nada le importa. El no piensa más que en política; ni en aquella cabeza hay la discreción y la astucia que necesitas para salir de aquí. En aquel corazón no caben más que las desenfrenadas y vulgares pasiones del pueblo, capaces tal vez de un hecho notable, pero inútiles para consolar á un ser débil y delicado.

Necesito razonar, meditar y combatir; algunas veces llorar, pues quién mucho quiere amar mucho tiene que sufrir. Huyeron los días de calma, días de alegres amores, en que bastaban las flores para consolar al alma de sus penas y dolores. Van huyendo, poco a poco, cuantos amé, de mi lado; aquél muerto, éste casado, porque sella cuanto toco con la desventura el hado. ¡Huye también, musa! ¡Vete!

Ante aquella íntima confidencia, que era un verdadero desahogo, yo creía conveniente guardar silencio. No tenía palabras para consolar a mi tío con razones completamente contrarias a mis sentimientos y prefería callar, aun corriendo el riesgo de acatar todo aquel amargo y tardío arrepentimiento.

Tu misión hasta hoy ha sido aprender la que habías de huir mañana: desde ahora vivirás entre el mal, evitando que logre corromperte. La tarea de tu vida es consolar al que sufre, alentar al que espera, perdonar al que yerra, labrar en tu corazón puerto donde busquen amparo los náufragos del mundo. No hay en la tierra misión más noble, que la nuestra.

Como evocada por alguna de sus compañeras en hechicerías, entró en la cocina entonces, pisando de lado, la vieja de las greñas blancas, la Sabia, que traía el enorme mandil atestado de leña. El marqués tenía aún la escopeta en la mano: cogiósela respetuosamente Primitivo, y la llevó al sitio de costumbre. Julián, renunciando a consolar al niño, creyó llegada la ocasión de dar un golpe diplomático.

Nada de nuevo tenía para ella el ideal de justicia y de paz en nombre del cual ese hombre se alzaba en armas: ella debía también defender aquellos sagrados dones de la tierra, librar la belleza de las ideas del contagio cruento, convertir a los fanáticos, consolar a los desesperados.

Jamás se les ha visto envejecer. ¡Dios los envía alguna vez para consolar a los pobres y a los enfermos, pero los vuelve a llamar pronto a su lado! Cuando mueren, lo hacen con una sonrisa de alegría, porque les place volver al sitio de donde han venido. Si usted encuentra alguno por casualidad, tenga cuidado de no perderlo de vista ni un momento, porque ya no volvería a verlo

, pareció; pero la procesión andaba por dentro.... Diez años fue buena: la vida es corta.... No fue tan poco. Mira, Frígilis, tu filosofía no es para consolar a un marido en mi situación.... Ya yo todo lo que puedes decirme, y mucho más.... Eso no es consolarme....

Hacemos mal en aborrecerla; si la empleáramos en hacer el bien, en aliviar los dolores ajenos, en consolar al triste y socorrer al necesitado, no pensaríamos que la vida es dura y que mejor sería no tenerla. ¡Perdóname, Linilla mía, perdóname! Es cierto que mi carácter es un poco sombrío y taciturno; lo conozco y no puedo remediarlo. ¡Qué quieres!

Usted, señor Conde, nos dirá el nombre del difunto. Don Braulio González dijo el Conde de Alhedín. Cuando supo Beatriz la muerte de su marido, su dolor tocó en los límites de la desesperación; mas no le resucitó por eso. Inesita estuvo también punto menos que desesperada. El Conde, compungido por todas aquellas lástimas, se esforzó por consolar a Inés: todo le parecía poco para consolarla.

Palabra del Dia

cabalgaría

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