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Nada de nuevo tenía para ella el ideal de justicia y de paz en nombre del cual ese hombre se alzaba en armas: ella debía también defender aquellos sagrados dones de la tierra, librar la belleza de las ideas del contagio cruento, convertir a los fanáticos, consolar a los desesperados.

Para infundir en la mente de mis lectores un elevadísimo concepto y para entonar un himno en alabanza de la Compañía de Jesús, no he de ir yo á buscar frases y datos en libros escritos por jesuítas, ni en disertaciones é historias de católicos fervorosos y hasta fanáticos, sino que tomaré los datos y frases en un autor inglés, criado en el protestantismo y librepensador más tarde: en el famoso historiador y ensayista lord Macaulay.

Yo decia enteramente la verdad, pero me guardé bien de decirle á mi compañero que mis enemigos habian sido precisamente los malos clérigos y los fanáticos, ni de entrar en pormenores sobre el modo como yo entendía los verdaderos intereses del clero católico y de la religion.

Se han visto casos de presentarse tres de estos fanáticos, después de sorprender los centinelas de un cuerpo de guardia, y aprovechándose de la negligencia del soldado indio acuchillar toda la guardia antes de que ésta pudiera tomar las armas.

Estos naturales son en general de buena índole, pero algun tanto fanáticos. En 1833 tenian por cacique á un indio bastante instruido para desempeñar perfectamente el cargo de administrador, y cuya integridad á toda prueba era las mas estimable de sus prendas.

No es fácil decir si en la época en que lo presentamos era verdadero demagogo ó simplemente un absolutista disfrazado, como otros muchos. Lo cierto es que hacía alarde de las más exageradas opiniones, y sus discursos, pronunciados en Lorencini, eran elocuentes y fanáticos. Conspiró mucho con los liberales exaltados contra el gobierno Feliú, y después contra el gobierno de Martínez de la Rosa.

Los apóstoles de la nueva ley me parecieron, en su mayor parte, bribones infames ó frenéticos furiosos, llenos de envidia y sedientos de sangre. Vi al talento, á la virtud, á la belleza, al saber, á la elegancia, á todo lo que por algo sobresale en la tierra, ser víctima de aquellos fanáticos ó de aquellos envidiosos.

A la muerte de la reina Isabel, la primera esposa de Felipe IV, ocurrida en el año de 1644, se cerraron también los teatros de Madrid, como era costumbre hacerlo al fallecimiento de los miembros de la familia real, y algunos teólogos fanáticos aprovecharon esta ocasión para renovar los antiguos escrúpulos acerca de la licencia de los espectáculos dramáticos, de los cuales no se hablaba hacía ya largo tiempo, y alegar nuevos cargos contra ellos.

Puede decirse empero, á este respecto, que los Jesuitas dejaron ir muy léjos á los fanáticos Moxos, sometiéndolos á ese régimen severo, reservado únicamente para el claustro.

No es un seductor vulgar, ni un calavera vicioso, ni un malvado, sino un hombre enamoradizo que se siente impulsado hacia ellas, para iniciarles en los deliciosos misterios del amor, semejante a los creyentes fanáticos, que a toda costa pretenden inculcar al prójimo su fe.