Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 5 de julio de 2025
Porque el señor Blair, antes de hacer su testamento, se confió en mí y me preguntó con franqueza si alguna vez su hija me había hablado de usted de alguna manera significativa que me hubiese hecho sospechar algo. Le confesé la verdad de lo que al respecto sabía, exactamente como acabo de referírselo a usted. Mabel lo ama... Lo ama tiernamente.
Ahora continuó el señor Laubepin, después de un corto silencio, ha llegado el momento de decirle, señor marqués, que su señora madre, en previsión de las eventualidades que por desgracia se realizan hoy, me confió en depósito algunas alhajas cuyo valor se ha estimado en unos cincuenta mil francos.
Por Dios y todos los santos, ruego a usted, señora, que me permita ver a Inés. Es mi amiga, mi hermana. Yo tengo orgullo en su virtud, yo me siento ofendida y lastimada por la mala opinión que hoy se tiene de ella en esta casa. Quiero hacer una buena obra y volverle su honor. ¿Por qué ha de intervenir en esto la justicia, si yo confío en que la traeré a casa?
Buen Ferri respondió el soldado , yo no hablo mal de la gente de tu nación sino por esas malas voces que corren de vuestra mala creencia; por lo que toca a María, ángel es y ángel se estará, y libre se encuentra de tan negra mancha; yo la fío y la confío, y desde el niño Mercado, monaguillo de hopa y bonete, que esto escucha, hasta el licenciado y cura Tristán, y los dos beneficiados, darán la vida por ella.
»Y ahora, ¿conservará usted todavía sus dudas? me dijo. »No tengo más que remordimientos le contesté, tendiéndole la mano; y confío en que desaparecerán, pasados algunos días. »En efecto, no tardé en abandonar mis indignas sospechas; no tardé en reconocer los sacrificios que Carlos se había impuesto, impulsado por su amor hacia mí.
Escribí a éste una larga carta; le pedí perdón casi por haber ido a buscar mujer en la casa de su enemigo hereditario; «pero agregué, confío que de esta manera la vieja disputa se arreglará por sí sola». La respuesta se hizo esperar mucho tiempo.
Elegante sin exceso, piadosa sin mogigatería y adicta sin ostentación, es enteramente mi ideal. A ella es a quien confío más fácilmente mis pensamientos, y la abuela, que aprecia mucho el carácter firme y leal de Genoveva, protege nuestra intimidad.
Pues qué, ¿no soy buen cristiano? Lo eres. Es una de las partes que más aprecio en tí. Por eso confío en que pienses que voy á ser esposa de otro y no desees nada. Sólo el deseo es ya pecado. Acuérdate de los mandamientos. Oye, ¿y está en mi poder no desear? Sí. Cállate; no digas nada á nadie, ni á tí mismo, cuando desees, y el silencio matará el deseo. Me matará á mí antes.
Bien dice nuestro inmortal novelista: «Y sobre todo, el cielo te guarde de que nadie te tenga lástima.» »Yo estallaría, me ahogaría si no comunicase con alguien mis penas. Por eso te las confío. Beatriz no advierte nada. ¿Cómo, de qué, por cuál motivo quejarme con ella y de ella? »Yo la amo con toda mi alma, y necesito para ser feliz que ella me ame y me respete.
El único fastidio, acaso, que para mí ha tenido esto, es recordar punto por punto lo que ha pasado. Confío en que mañana de noche concluya, con la cuarentena, esta historia, que mantiene fijos en mí los ojos de mi mujer y de mi madre, como si buscaran en mi expresión el primer indicio de enfermedad. #Marzo 10 # ¡Por fin!
Palabra del Dia
Otros Mirando