Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 16 de mayo de 2025


El párroco de Peñascosa pasaba por hombre rico, y lo era en efecto. Cincuenta años regentando una parroquia populosa y viviendo con extremada economía, le habían permitido juntar un capital respetable. Había comprado muchas tierras, pero se decía que guardaba en casa también una gran cantidad en metálico. Y así debía de ser, atento la vigilancia que desplegaba, sobre todo de noche.

Una vez en su casa que en breve ha de abandonar para vivir en el Tribunal, se desempaca lo comprado, que habrá llegado custodiado por un futuro munícipe de cuarto orden, que ha ido al servicio de el que será su jefe. Todos los parientes y amigos alaban el buen gusto de las compras.

Si ahora no hay toros, mentecato. Pero hay novillos y mojiganga. ¿Y cómo sabes eso? Por los chicos... Si no me das dinero, no te quiero. Mañana te daré unos cuartitos... ¿Cuartitos? eres rica dijo pasando la vista con malicioso examen por los diversos objetos que Isidora poseía . tienes dinero, porque has comprado estas cosas ricas, y yo no tengo nada, nada; soy un pobre».

Y que había estado en Madrid tan cerca de Lope de Vega como lo estaba de , y que había visto a don Alonso de Ercilla mil veces, y que tenía en su casa un retrato del divino Figueroa, y que había comprado los gregüescos que dejó Padilla cuando se metió fraile, y que hoy día los traía, y malos. Enseñólos, y dioles esto a todos tanta risa, que no querían salir de la posada.

Entonces no tenéis para qué decirme a a quién la habéis comprado dijo el herrador mirando a su rededor con cierto aire de triunfo , conozco a las personas que tienen vacas coloradas de Durham en las inmediaciones. ¿Apostaría dos peniques que tenía una estrella blanca en la frente?

Los gitanos permanecían en sus tabucos, ahumándose junto a las hogueras. En la casa de los amantes, ni pan ni fuego. Feli vestía sus ropas de verano, sin otro abrigo que un mantón comprado en una casa de préstamos. Isidro conservaba aún aquel macferlán de color indefinible, que era como la librea de su miseria.

se la has puesto tres días seguidos... y te pegó... pero ha sido porque no tenías dinero para comprar longaniza ó carne, ¿no es eso?... Dices que se te había concluído el dinero antes del fin de la quincena, porque te habías comprado unos zapatos... Pero los compraste porque tu marido se enfadó un día que saliste con él y los llevabas rotos... etc.» ¡Oh, cuán profundamente examinaba los datos y con qué suave elocuencia emitía luego su fallo inapelable!

Cinta fijaba su vista en el almanaque como la esposa de un empleado la fija en el reloj. Tenía la certeza de que, transcurridos dos meses, le vería aparecer de nuevo viniendo del otro lado de la tierra, cargado de regalos exóticos, lo mismo que un marido que vuelve de la oficina con un ramo comprado en la calle.

17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los llamados: Venid, que ya está todo aparejado. 18 Y comenzaron todos a una a excusarse. El primero le dijo: He comprado una hacienda, y necesito salir y verla; te ruego que me des por excusado.

No desdeñaba los resultados, pero los colocaba muy por debajo de un capital de ideas que, según él, nadie sabría representar ni pagar. «Soy decía un obrero que trabaja con herramientas de poco costo, es verdad; pero lo que producen no tiene precio, cuando es buenoNo se considera, pues, agradecido a nadie. Los servicios que le habían hecho los había comprado y pagádolos bien.

Palabra del Dia

tundas

Otros Mirando