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Actualizado: 16 de mayo de 2025
¡No es verdad, Paco; no me ha visto usted! Decía otro: Pilar, ¿dónde compra usted esos abanicos tan monísimos? Pilar prorrumpía en carcajadas. ¡Qué guasón! Y ¿dónde ha comprado usted aquel perro tan feo que llevaba usted hoy en el paseo? Feo, sí; pero gracioso. Confiéselo usted. Tales frases hacían desbordar la alegría de aquellos pechos juveniles.
Que el dicho Roxas, aunque fué pobre de Buenos Aires, con dinero que heredó de un hijo suyo en Sevilla, habia comprado armas con que armar una compañía de soldados de á caballo para el dicho descubrimiento, y las volvió á vender.
El duque transigía, en cierto modo, con el espíritu moderno: había comprado bienes nacionales, lo cual le hacía relativamente liberal; era individuo de varios consejos de administración de sociedades de crédito; viajaba con billetes de libre circulación; defendía las instituciones; hablaba del turno pacífico, y se llamaba conservador.
Mi esposo ha comprado unas fincas con el dinero que su hermano le ha prestado. Estas fincas le han costado diez mil pesos. ¡Dios quiera que hagamos fortuna para poder legar a nuestros hijos una pequeña posición que les permita vivir sin privaciones! Tengo en mi poder las Confesiones de San Agustín, libro que estimo muchísimo; esta mañana he visto con placer que Alfonso lo estaba leyendo.
Y de dolor soi tan rica, Quanto por darme pasion Este caudal, la ocasion Por puntos le multiplica. Silvia, vives engañada, Que yo no quiero de tí, Sino que quieras de mí Ser servida y regalada. Que el provecho que yo espero, Silvia, de haverte comprado, Es ver tu rostro estremado, Y no doblar el dinero.
Estaba circundada por pequeñas lomas cubiertas de jara y maleza, donde se albergaban las aves acuáticas, emigradoras, que al cruzar de Norte a Sur o de Sur a Norte descendían allí para reposarse y para ser tiroteadas por la gentil hermana de Reynoso. Había comprado éste dos esquifes para surcarla y pescar cuando le acomodase.
Voy cargado como un santísimo burro». Maximiliano siguió hacia el café, y observando que Platón tomaba hacia la calle de Ciudad Rodrigo, miró su reloj. ¡Dátiles!... ¡Cuántos le he comprado yo! Las golosinas la venden.
El cambio que la desgracia ocasionó en la vida material de Pepe, fue en un principio apenas sensible: al pronto, todo se redujo a que los pocos libros de texto que había comprado anduviesen rodando de la mesa del comedor a la de su cuarto, hasta que él los guardó por no verlos.
Si la princesa alababa las magnificencias de su palacio, la criolla hacía alusión inmediatamente al elegante hotel particular comprado por ella en los Campos Elíseos. La llegada del coronel Toledo, héroe decorativo que volvía á dar á la vivienda principesca un prestigio militar, no intimidó á doña Mercedes.
Dos meses después escribió desde Inglaterra diciendo que había comprado el Fingal, vapor-correo de tres mil toneladas, que hacía el servicio dos veces por semana entre Londres y un puerto de Escocia. Ulises se mostraba entusiasmado por la baratura de su adquisición.
Palabra del Dia
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