Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 7 de junio de 2025


Son las viejas ilustraciones de la Francia, en las letras, en las artes, en la industria, en la ciencia y en la política. Bulliciosos también los viejecitos; los años no les pueden hacer olvidar que son franceses. La regla y la campanilla del presidente están en continuo movimiento.

Al tirar de la campanilla de su casa, y al preguntar la criada ¿quién es? exclamó fuera de : «¡Abre, muchacha, que tienes a tu amo Presidente de la Academia de Jurisprudencia!» ¡Noble y gloriosa emulación la que se establece en esta ilustre sociedad! ¡Qué importa que esta emulación vaya manchada en algunos casos por el fango de las malas pasiones!

En manera alguna, se lo aseguro. Mis sentimientos de las conveniencias sociales añadió con gazmoñería, se hubieran alarmado quizá con cierta justicia si me hubiesen propuesto que ayudara a tres señoritas a salir de noche por la ventana de la clase, pero ya que se trataba de entrar nuevamente en ella... Sonó con fuerza la campanilla de la puerta de entrada y el señor Príncipe se puso en pie.

Un ligero temblor corrió por todo mi cuerpo, y a toda prisa procuré alejarme de aquella escena. Corrí por la ciudad, haciendo inútiles esfuerzos para no escuchar el tañido de la fatal campanilla, y en todas partes tropezaba con la misma escena. Notaba que los transeúntes se miraban unos a otros con expresión de susto, y se hacían preguntas en tono bajo y misterioso.

Esperó mucho tiempo, envuelta en el mantón, conteniendo las lágrimas, suspirando, ya de angustia, ya de impaciencia, y se colgó otra vez de la campanilla, y el Judas salió y con modos dignos de su catadura, dijo que no había nadie en la casa, y que si venía por limosna, que podía marcharse, porque el patrón no la recibiría.

De pronto suena la campanilla, entra un señor y pasa a la sala... Es el papá de la novia de Miquis, que viene a consultarle un punto de Higiene. Augusto deja a Isidora en su despacho, y tiene que resistir durante una hora la embestida de su suegro, el cual le habla de Sanidad y de la fundación de la Penitenciaría para jóvenes delincuentes. Cuando su suegro se marcha, Miquis vuelve al despacho.

De esa manera me agradeces lo que hago por ti... ¿Pero qué mal hay?... Vaya, que es usted terca. Pues que no me voy, que no me voy. Sonó la campanilla. «¿Apostamos a que es ella?... Lo siento» dijo Guillermina, asomándose a la puerta. Jacinta no creyó prudente discutir más, y sin decir nada metiose en la alcoba, cerrando cuidadosamente las vidrieras.

Poco después salió la comitiva, precedida de la campanilla, entre la calle formada por mujeres arrodilladas, con velas o sin ellas. Se sintió que bajaba, que salía y se alejaba por la calle. Cuando ya no se oía más el tilín, Guillermina, cesando de rezar, acercó su cara a la de Mauricia y empezó a darle besos.

El muchacho se fue a su casa como loco. Al ir a tirar del cordón de la campanilla, tuvo que detenerse un momento y hacer propósito de que sus padres no le conocieran en el rostro que le ocurría algo extraordinario. Leocadia le dijo al verle entrar: ¡Chico, vaya un capricho! ¿Te has puesto la mejor ropa que tienes para salir tan temprano?

Alcela en alto y la mostré a su dueño haciéndole seña de que iba a subir para entregársela. Y sin más dilaciones entro en el portal, subo la escalera y tomo el cordón de la campanilla... Ya está abierta la puerta. Mi lindo agresor asoma su rostro trigueño, gracioso, lleno de vida y frescura, y extiende sus manos diminutas, en las cuales deposito respetuosamente a la muñeca desmayada.

Palabra del Dia

vorsado

Otros Mirando