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Actualizado: 25 de junio de 2025


Y se sentaba en el umbral de la puerta del comedor, viendo barrer el patio a la india, admirando la limpieza y el orden que allí reinaban, mucho más agradables que el lujo y la farsa de Esteven; el pequeño jardín daba gloria verle, tan verdecito y tan cuidado. ¡Hola! ya estás aquí decía en esto la voz simpática de misia Casilda.

La altura á que por fin llegaron los arqueros ingleses constituía en efecto una posición fortísima, un enorme cono truncado desde cuya base superior podían barrer con sus flechas el pendiente camino que ellos acababan de recorrer con gran dificultad, al paso que por los otros lados la roca cortada á pico hacía la posición inexpugnable.

La portera vio que doña Guillermina se quitaba el manto... «No, señorita, no sea tan viva de genio. Barreremos... pero ya verá lo que tarda esta granujería en volver a ensuciarlo». Pues lo vuelve usted a barrer. Bajó la señora al patio, donde había entrado un ciego tocando la guitarra y estaban algunos chiquillos jugando a los toros. «Eh, niños, hoy es preciso que tengamos mucha formalidad.

Los empleados del primer turno iban llegando con paso lento, como funcionarios que entran en su oficina. Las mujeres dedicadas á la limpieza y los mozos en mangas de camisa acababan de barrer el aserrín esparcido sobre el pavimento.

Cuando entro en mi casa y veo al portero en su cuartito bajo, comiéndose unas sopas de ajo con la portera, ¡me da una envidia...! Quisiera mandarle a mi principal y quedarme yo en la portería, aunque tuviera que barrer el portal todas las mañanas, limpiar los metales y lavar la escalera de arriba abajo... Si es lo que digo, me vendría bien encerrarme en un convento y no acordarme más del mundo.

La esposa o la desposada que nos burla habíase dicho a mismo se troca, al pronto, en nuestro peor enemigo; una vez descubierta no queda sino darle muerte sin piedad, y después olvidarla, olvidarla del todo, barrer del corazón hasta su nombre, inhumar su recuerdo como un harapo de pestífero. He ahí la vieja ley de la honra.

¡No, Isabel, no!... Que cuando un partido está en desgracia, su política ha de ser siempre la de barrer para adentro... Por eso la señora me contestó hace poco que la invitaría para la primera comunión de nuestro príncipe en Roma... ¡Figúrense ustedes el compromiso que será para si la señora da ese paso en falso!... ¡Jesús, Jesús, qué disparate!... Pero, Isabel, cabeza de pájaro, ¿por qué no me dijiste eso a solo?...

Esta simple palabra fué seguida de una mirada de altivez, de superioridad aplastante, que pareció barrer todo cuanto la guerra había puesto de extraordinario en Martínez: el uniforme, las condecoraciones, las cicatrices gloriosas.

Si alguna señorita se olvidaba del moño colorado, la policía le pegaba gratis uno en la cabeza ¡con brea derretida! ¡Así se ha conseguido uniformar la opinión! ¡Preguntad en toda la República Argentina si hay uno que no sostenga y crea que es federal...! Ha sucedido mil veces que un vecino ha salido a la puerta de su casa, y visto barrida la parte fronteriza de la calle, al momento ha mandado barrer, le ha seguido su vecino, y en media hora ha quedado barrida toda la calle entera, creyéndose que era una orden de la policía.

Nadie se cuidaba ya de recoger y barrer el amarillo tapiz del follaje, porque Vichy, tan peripuesto y adornado en la estación de aguas, se torna desastrado y desaliñado no bien le vuelven la espalda sus elegantes huéspedes de estío.

Palabra del Dia

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