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Más largo tiempo hubo de servir á D. Jerónimo Manrique, obispo de Ávila, y después inquisidor general, puesto que en sus últimos años pronuncia su nombre con la gratitud más ferviente: «Cuantas veces me toca al alma sangre Manrique, no puedo dejar de reconocer mis principios y estudios á su heróico nombreMontalván añade que el joven poeta compuso para este prelado diversas églogas, y el drama pastoril Jacinto, y que esta obra dramática es la primera escrita en tres actos; pero el mismo Lope atribuye esta minoración, que había de convertirse en ley, al poeta Virués, y antes de ahora hemos visto que Cervantes se alaba también de este mérito, no grande en verdad.

El otro le había negado la obediencia, le había depuesto en Avila con cruel e infamante ceremonia, y reconocía como soberano al príncipe D. Alfonso, hermano menor del rey. El reino de Córdoba ardía en disensiones, como todo el resto del país.

Mientras los hombres hacían sus trampas en el campo de la feria, ellas corrían las casas echando las cartas, diciendo la buenaventura, ofreciéndose las más viejas a curar las enfermedades con remedios misteriosos, transmitidos de madres a hijas desde la más remota antigüedad. Las dos primeras ferias eran en San Juan: las de Segovia y Avila. Luego venía la famosa de Alcalá, en el mes de Agosto.

Nada más diremos de las restantes obras del trágico, que se llama grande por cortesía; pero si este calificativo se funda en el mérito del Cid, no lo aceptamos sino irónicamente. Otras obras de Guillén de Castro. El Dr. Ramón. Antonio de Galarza. Gaspar de Avila. Miguel Sánchez. Mira de Mescua.

La ciudad de Caracas está situada en el valle que lleva su nombre y que es uno de los más bellos que se encuentran en aquellas regiones. Bajo un clima templado y suave, la naturaleza toma un aire tal de lozanía, que el viajero que despunta por la cumbre de Avila, cree siempre hallarse en el seno de una eterna primavera.

Depuesto en Avila el rey D. Enrique IV y elevado al trono en su lugar su hermano el infante D. Alonso, declaráronse en Córdoba por el intruso el inquieto D. Alonso de Aguilar y otros grandes caballeros con D. Martin Fernandez, alcaide de los Donceles; y por el rey legítimo el obispo, el conde de Cabra y otros caballeros principales: con lo que quedó la ciudad dividida en dos poderosos bandos que se hicieron sangrienta guerra.

Diligencias que habréis hecho vos solo, sin intervención de otra persona alguna. , señor. Leed. «Yo, Agustín de Avila...» Adelante. «...llamado por su señoría el señor conde de la Oliva...» Adelante, adelante. «...encontré á su señoría herido malamente...» Al asunto.

Los nombres de los poetas dramáticos restantes, de la época de Felipe IV y Carlos II, más conocidos, son los siguientes: Sebastián de Villaviciosa. Francisco de Avellaneda. Fernando de Avila. Carlos de Arellano. Juan de Ayala. Manuel Freire de Andrade. García Aznar Vélez. Francisco González de Bustos. Andrés de Baeza. José de Bolea. Salvador de la Cueva. Antonio de la Cueva. Juan de la Calle.

El nombre de mi patria, querido y respetado, fue el origen de la viva simpatía con que se me recibió. Nada impone más la gratitud que el afecto y consideración manifestados por la patria lejana. En el mar Caribe. Mal presagio. El Avila. De nuevo en la Guayra. El hotel Neptuno. Cómo se come y cómo se duerme. Cinco días mortales. La rada de la Guayra. El embarco. Macuto. Una compañía de ópera.

La niebla tomaba en torno vago irisamiento, cual si el amanecer encendiera su primer rubor en el naciente. No se escuchaba rumor alguno. Avila dormía. La esquila de algún convento dio un toque tímido, quedo, necesario. El canónigo aspiraba con delicia un olor de piedra húmeda y de hierbas invisibles que sus pies hollaban al caminar.