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Actualizado: 26 de junio de 2025
No por cierto; pero está haciendo al príncipe de Asturias aficionarse á las mujeres. ¡Ah! ¡sí! hasta de los niños se echa mano dijo el bufón. Y de las mujeres y de los viejos añadió el cocinero. ¿Pero no tiene algún otro amante rico esa mujer? Anda en vísperas de gastar de las rentas reales dijo el cocinero mayor. Explicáos... Puede ser que una de estas noches reciba á su majestad.
Aunque me buscase el mismísimo príncipe de Asturias, le diría que no. Ya tengo a mi Isidro, que es para esta pobrecita mucho más que los príncipes y los reyes. ¡Si supieras qué celos me daba una compañera de taller cuando decía que, aunque feo, eres simpático!... Terminada la cena, devoraron los dulces y bebieron las últimas gotas de vino.
La situación de la corte había quedado en el mismo estado que antes; las intrigas seguían, los que antes eran enemigos, seguían profesándose un razonable odio. Doña Clara tenía á su don Juan. La condesa de Lemos á su don Francisco. Dorotea y el bufón habían dejado de sufrir, porque los muertos no sufren. Doña Ana seguía siendo la maestra de amor del príncipe de Asturias.
También he pensado en eso. ¡Cómo! ¿Quieres echarme de casa por causa de tu sobrino? Escucha, Luisa, hija mía; tu embarazo está muy adelantado, las montañas de Asturias son muy sanas... Declaro que no me muevo de aquí dijo Luisa levantándose y arrojando su costura . Yo no te dejo solo. Tú quieres echarnos de la casa, no para meter á tu sobrino, sino á una perdida.
Fiad empresas delicadas a hombres ignorantes y populacheros que no tienen más cualidad que un valor ciego y frenético. No quiero contar los repetidos desastres de la expedición. Sufrimos tempestades, aguantamos todo género de desdichas, y para colmo de desgracia, lejos de hacer cosa alguna de provecho, parte de las tropas desembarcadas en Asturias cayeron en poder de los franceses.
Nadie niega su grandeza; tu pasión es disculpable; pero no lo es el que me la vengas á arrojar á la cara. ¿Y qué os importa á vos que se deshonre vuestra hija, cuando vos mismo habéis deshonrado á su esposo? ¡Yo! ¿Por qué llevó el conde, desempeñando un ruin oficio, al niño príncipe de Asturias á donde no debía llevarle?... Vamos, vamos, Catalina, tú estás loca.
Es una dama muy hermosa, de quien pretenden se aficionó el príncipe de Asturias. ¡Ah! Una perdida, aunque no lo parece. Importa al servicio del rey que averigüéis quién es esa mujer. Esa mujer se ha presentado en la corte hace un año. ¿De dónde ha venido? No sé más. ¿Cómo se llama? Doña Ana. ¿Doña Ana de qué? Doña Ana de Acuña. El apellido es noble.
Pero si lo eres, ¿por qué has de negar la prosapia? Ni en el reino de Galicia ni en el principado de las Asturias hay un gallego más gallego que tú... ¡Tío, cállese usté, que le falto al respeto! Frasquito estaba encendido y colérico que daba miedo á todos menos á su tío. Los circunstantes, temiendo algún paso desagradable, atajaron la disputa rogando al señor Rafael que no le exasperase.
Donde quiera que hay mezcla de razas, en Cataluña, en Andalucía y las provincias vascongadas, se ve la fuerza, la actividad, la vida; así como la debilidad y el estancamiento se manifiestan en las Castillas, Galicia y las Asturias, donde la raza se ha mantenido casi totalmente pura. En las poblaciones de la Sierra-Morena hice, en pequeño, la misma observacion.
Además de eso, ¿no han desterrado al conde de Lemos porque había llevado una noche al príncipe de Asturias á casa de una de las queridas de don Rodrigo Calderón? ¿No han apartado de la crianza del príncipe á don Baltasar de Zúñiga, porque daba demasiado gusto á su alteza, y no han sacado también al duque de Uceda del cuarto del príncipe, sin duda porque han sabido que le traía aquí para que desde bien temprano se acostumbrase á las favoritas?
Palabra del Dia
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