Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 6 de julio de 2025
Nucha respiró de nuevo, llevándose la diestra a la garganta, que sin duda le oprimía el consabido ahogo. Sus facciones se serenaron un tanto, sin recobrar su habitual compostura y apacibilidad encantadora: persistía la arruga en el entrecejo, el extravío en el mirar. ¡Mi niña... articuló en voz baja , mi niña abrazada con él!
Antonio lloraba, y Bonis le seguía viendo la semejanza consigo mismo, según se había visto al espejo la noche en que murió su madre; pero lo que a su juicio se acentuaba por horas era el parecido con Reyes abuelo, con don Pedro Reyes, sobre todo en una arruga de la frente, en las líneas de la nariz y en la mueca característica de los labios.
Si has sido cómplice, será preciso que me pagues todas las torturas que he sufrido por tu causa, las oraciones de mi hermana desesperada, las lágrimas de mi madre, cuya vida has truncado... La cara de Sorege, se contrajo, una arruga de amargura apareció en sus labios y con una rabia que ya no podía contener, dijo: ¡Basta ya de amenazas! ¡Demasiada paciencia he tenido ya!
¡Pobre hija mía! ¡Ocuparte tú en esas cosas cuando sólo has nacido para brillar como una estrella de los salones! Ya no le faltaba más que eso para hacerse del todo antipático, ¡odioso! ¡Si las cosas pudiesen hacerse dos veces! Bruscamente, la expresión de ternura había desaparecido de sus ojos, reemplazándola otra sombría y feroz. Una arruga profunda surcó su tersa frente de estatua.
Era éste un clérigo al cual se le podrían echar cuarenta años de edad, aunque pasaba bastante de cincuenta, grueso, rollizo, colorado, admirable dentadura, los ojos redondos y saltones, la nariz ancha, sin una cana en el pelo ni una arruga en el rostro. Hablaba poco y reía mucho. Todo le hacía gracia: vivía en perpetuo espasmo de alegría y admiración.
La cuadra semeja un granero después de vendida la cosecha, y su olor habitual de vejez y de encierro se levanta aún más intenso de aquella desvastación. Sin embargo, los antiguos retratos de los Aguila han sido suspendidos nuevamente de la pared. Ramiro medita. Doble surco sombrío arruga su entrecejo.
Pero de pronto, mirando un primoroso vaso de agua que había sobre la mesa de noche, se quedó serio. Aquel servicio de cristal era regalo de la marquesa viuda del Lago. Una arruga se dibujó en su frente pálida que fue poco a poco haciéndose más honda. Al volver los ojos hacia él Clara quedó sorprendida. ¿Qué tienes? le preguntó con afectuoso interés. Nada respondió secamente.
Algo, sin embargo, le sacó repentinamente de su egoísmo amoroso; algo que ensombrecía su gesto, partía su frente con una arruga de preocupación y le había hecho ir á bordo. Cuando quedó sentado en la gran cámara del buque, frente á su segundo, apoyó los codos en la mesa y comenzó á chupar un grueso cigarro que acababa de encender.
El tenía la misma profunda arruga en la frente y miraba al techo. ¿Pero por qué?... ¿Qué te ha dado, chico?... Nada, nada. Déjame que voy a descansar. La joven se quedó todavía unos instantes mirándole. Inflamándose de pronto, tiró con rabia las tijeras al suelo y dijo con el acento altivo y desdeñoso que tan bien sabía dar a sus palabras cuando quería: Me alegro.
Antes de una semana vamos á entrar en París... Pero ¡cuántos no llegarán á verlo! ¡Qué de muertos!... Creo que mañana ya no estaremos aquí. Todas las reservas tendrán que atacar para vencer la suprema resistencia... ¡Con tal que yo no caiga!... La posibilidad de morir al día siguiente contrajo su rostro con un gesto de rencor. Una arruga vertical partía sus cejas.
Palabra del Dia
Otros Mirando