United States or Panama ? Vote for the TOP Country of the Week !


Siguió avanzando por él cada vez con más cautela y apoyándose en la pared; subió después una escalera interior y entró en otro pasillo. En la mitad de él tropezó con un mueble, produciendo fuerte ruido. Detúvose, quedando inmóvil como una estatua. Sólo se escuchaba su respiración anhelante y comprimida. Después de un rato siguió marchando, y cruzó todavía otro pasillo más estrecho y más largo.

Había resuelto quitarme mi doloroso disfraz y morir poseyendo a Amparo. A medida que este pensamiento tomaba consistencia, estimulaba al conductor prometiéndole más. La silla apenas tocaba con las ruedas al camino. A pesar de esta agudez no pudimos llegar a Madrid hasta el medio día. Cuando llegué a mi casa, subí anhelante las escaleras como si hubiese estado mucho tiempo ausente de ella.

Si fueras también mi hijo, yo te la confiaría descansadamente. Estaba Salvador anhelante, mirando al enfermo, que continuó con su voz grave y triste: Pero no lo eres, no; yo te lo juro.... Por ahí se ha dicho que ...; ¡se dicen tantas cosas!

El padre Aliaga sólo pudo ver el bulto confuso de la persona que había abierto, porque el aposento estaba obscuro; pero oyó una anhelante y dulce voz de mujer que dijo: ¿Ha venido ya? No, hija mía dijo el bufón , y según noticias mías, no vendrá esta noche. Pero, pasa, pasa al otro aposento, que no es justo que hagamos estar á obscuras á la grave persona que viene conmigo.

Cien años habría yo buscado en el fondo de mi pecho torturado y abrasado, antes de encontrar una sola palabra que valiese un suspiro de aquel melodioso instrumento que decía tantas cosas y no sentía ninguna. Magdalena le escuchaba anhelante. Yo estaba detrás de ella tan cerca como permitía el respaldo de su butaca, en el cual me apoyaba.

¡Oh! no lo creo dijo Dorotea con una anhelante candidez. ¡Si habéis causado en él una impresión terrible! Qué hermosa es esa joven, me decía mientras vos estábais fuera; no puedo mirarla sin enternecerme... sus miradas me vuelven loco... necesito que esa mujer... esa diosa, no viva más que para . Os lo repito, don Francisco.

Ya os lo he dicho; todo es silencio, se distinguiría el vuelo de una abeja del de una mariposa. ¡Atención! ¿no oís los violentos latidos de un corazón que brinca y las inspiraciones de una respiración anhelante? ¿No oís hasta el ágil y fresco césped murmurar bajo el ligero peso que le aprisiona?

Ilusiones engañosas, livianas como el placer, no aumentéis mi padecer... ¡Sois por mi mal tan hermosas! Camina orillas del Ebro caballero lidiador, puesta en la cuja la lanza que mil contrarios venció. Despierta, Leonor, Leonor. Buscando viene anhelante a la prenda de su amor, a su pesar consagrada en los altares de Dios. Despierta, Leonor, Leonor. MANRIQUE. ¡Leonor! LEONOR. ¡Gran Dios!

Este deseo anhelante de escrupulosidad que apruebo en principio ha engendrado la necesidad de buscar modelo para todo lo que se está ejecutando. Los pintores no dan una pincelada ni los escultores ponen los dedos sobre el barro sin tener el modelo delante. A su ejemplo, los novelistas modernos llevan en el bolsillo una cartera para apuntar cuanto ven y oyen.

¿Quién? ¿Quién? replicó la dama, con señales de terror en la voz, echándose hacia la pared. Soy yo, soy Álvaro... Mira añadió con voz temblorosa, que has venido a hacer las amistades... Has hecho bien... Olvidémoslo todo, comencemos una nueva vida... La dama no respondió. Metida contra la pared, escuchábase su respiración aún anhelante por el susto.