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Actualizado: 29 de octubre de 2025


Una pensión pequeña, bastará. ¿Qué diría usted de 80 pesos? » Concedido respondí, dando gracias a la Providencia por haberme dado una suegra tan razonable. »¡Ay! la hora del desengaño llegó rápidamente. »Ante mis ojos espantados desfilaron cifras amenazadoras: »200 pesos para los gastos de una criada. Susana había sido demasiado bien educada, para hacer ella misma los quehaceres de la casa.

Y la muchedumbre se fue acercando, aunque lentamente, a la tropa como un océano de olas hinchadas y amenazadoras, y hubiera dado buena cuenta de don Mariano y los presos a no haber impedido el teniente tal acto de barbarie, gritando con voz entera: Compañía..., preparen..., ¡ar...! Entonces las olas hinchadas se deshincharon como por ensalmo.

Comprendiose que se referían a la reina, hacia quien tendía sus manos escuálidas, entre amenazadoras y suplicantes... ¡Lo mandaban las augustas reliquias del Escorial, para que exorcizara a la princesa que antes fuera hereje!

Escuchad, señores, y estad atentos: quizá la aprehensión deste lastimero cuento os llevará a los oídos las amenazadoras y vituperosas voces que ha dado este perro de Dragut, que así se llamaba el arráez de la galeota, cosario tan famoso como cruel, y tan cruel como Falaris o Busiris, tiranos de Sicilia; a lo menos, a me suena agora el rospeni, el manahora y el denimaniyoc, que, con coraje endiablado, va diciendo que todas éstas son palabras y razones turquescas, encaminadas a la deshonra y vituperio de los cautivos cristianos: llámanlos de judíos, hombres de poco valor, de fee negra y de pensamientos viles, y, para mayor horror y espanto, con los brazos muertos azotan los cuerpos vivos.

Y las armas amenazadoras volvían a ocultarse bajo las mantas. , soy de los vuestros siguió diciendo el joven. Soy carpintero, pero me gusta vestir como los señoritos, y en vez de pasar la noche en la taberna, la paso en el teatro. Cada cual tiene sus aficiones... Esta decepción causó tal desaliento en los huelguistas, que muchos de ellos se retiraron. ¡Cristo! ¿dónde se ocultaban los ricos?...

Hemos recibido anónimos y cartas amenazadoras. Es la vigésima vez. No creo yo que esto sea cosa de gran importancia dijo el héroe dándosela a mismo en grado sumo . Con todo, no está de más el prevenirse, porque las bromas populares se sabe donde empiezan... pero no se sabe nunca donde ni como acaban. El clérigo hizo un mohín desdeñoso, manifestando ocuparse poco de lo que Cordero decía.

En un instante no quedó mujer alguna delante de la casa del capitán. De nuevo saltó el mancebillo de Rivota gritando: «¡Viva Lorío!» Y otra vez le siguió el de Canzana contestando impetuosamente: «¡Viva EntralgoEntonces de las filas espesas y amenazadoras de Lorío salió una voz varonil que dijo secamente: «¡MueraFué la señal.

En cuanto a Juan, hacía lo posible por soportar valerosamente su sufrimiento moral, para que nadie lo sospechase; ¿no debía, acaso, acostumbrarse a la idea de ver a otro al lado de la que amaba? Para escapar a su suplicio, no tenía siquiera el derecho de huir: todo lo ataba a aquella casa, en aquel momento en que dos sombras amenazadoras se cernían sobre ella: la ruina y la muerte.

A medida que nos acercábamos, las formas de aquel coloso iban aumentando, y cuando la lancha se puso al costado, confundida en el espacio de mar donde se proyectaba, cual en negro y horrible cristal, la sombra del navío; cuando vi cómo se sumergía el inmóvil casco en el agua sombría que azotaba suavemente los costados; cuando alcé la vista y vi las tres filas de cañones asomando sus bocas amenazadoras por las portas, mi entusiasmo se trocó en miedo, púseme pálido, y quedé sin movimiento asido al brazo de mi amo.

A fuerza de leer y meditar algo, habia llegado á formarme, allá en el corazon de los Andes, la idea del océano; lo habia soñado con toda su soledad asombrosa, su misterio, sus efectos de luz maravillosos, sus ondas agitadas y terribles, sus calmas amenazadoras, sus trombas y tempestades, sus vagos suspiros, sus mugidos ruidosos, sus mil fenómenos de óptica, de vegetacion oculta ó viajera, de poblacion increiblemente variada entre los pliegues de sus ondas.... Y sinembargo de mis fantasías, que eran de una exactitud completa, me sentí sorprendido, sobrecogido de admiracion, lleno de miedo y de valor alternativamente, y como en un mundo distinto del de la Creacion, cuando, ya lejos de las playas rocallosas y desiertas de Cartagena, reconocí que la tierra quedaba en lo pasado, como una sombra, y que desde aquel momento mi vida y la de mis amores pertenecian á la ciencia y las borrascas disputándose el imperio de la inmensidad!

Palabra del Dia

aprietes

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