Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 29 de julio de 2025
Después de hacer estas observaciones, fue a la cocina, donde estaba la criada preparando los trastos para el día siguiente. Era tan hacendosa y tan corrida en el oficio, que la misma doña Lupe se sorprendía de verla trabajar, porque despachaba las cosas en un decir Jesús, sin atropellarse. Pero a Fortunata le era antipática por aquella amabilidad empalagosa tras de la cual vislumbraba la traición.
Ganoso de retener a Fernando, dejó que Pérez se marchase en busca del tercer aperitivo de la mañana, y al quedar solos, fue el patriarca el que inició la explicación deseada por Nélida. Ya sabía él que el señor Ojeda había acompañado a la niña gran parte de la noche en el comedor. Le daba las gracias por su amabilidad.
Lo único que me atrevo a esperar de su amabilidad es que me firme el ejemplar. Lo haré con mucho gusto. El joven poeta estaba sobre brasas. El carácter de Núñez le inspiraba un vivo recelo. Así que no fue posible retenerle allí más tiempo a pesar de los esfuerzos que aquél hizo para ello. Mientras se alejaba a paso rápido todavía le gritaba: Mil enhorabuenas.
Gallardo, vistiendo rica zamarra, como un señor del campo, la cabeza descubierta y la coleta alisada hasta cerca de la frente, recibía a su banderillero con zumbona amabilidad. ¿Qué decían los de la afición? ¿Qué mentiras circulaban?... ¿Cómo marchaba «eso» de la República? Garabato, dale a Sebastián una copa de vino. Pero Sebastián el Nacional repelía el obsequio. Nada de vino; él no bebía.
Romadonga gozaba de todo paseando su mirada serena por los circunstantes, en particular por el sexo femenino, recorriendo los grupos y dejando en cada uno testimonios de su gracia y amabilidad. Al contrario de los jóvenes del comercio que gustaban de vocear, don Laureano lo hacía y lo decía todo con sordina.
Sonreía con amabilidad, y Robledo no pudo notar en su persona nada extraordinario. Hasta había perdido aquel gesto de preocupación que evocaba la imagen de un pagaré de próximo vencimiento. Parecía más seguro y tranquilo que otras veces. Lo único anormal en su exterior era la exagerada amabilidad con que hablaba á las gentes.
El cleriguillo había perdido su amabilidad; sus ojuelos expresaban el mayor despecho; su labio inferior, masa informe y pendiente, le temblaba por la rabia de la contrariedad y del desengaño. ¿Está lejos esa calle, señor? ¿Está lejos? El cura miró á Clara con desdén, hizo un gesto despreciativo, y entró diciendo: Sí, chica: está lejos, muy lejos.
Poco después se acercó el comandante y me dijo risueño: Vaya usted con Isabel, que desea hablarle. Me apresuré a cumplimentar la orden de la dama, quien me acogió con extremada amabilidad. Siéntese aquí, que tengo mucho que hablar con usted... Ya sé que está usted enamorado... ¡Ese Villa! exclamé con enojo. No se enfade con él, porque su indiscreción quizá redunde en beneficio de usted.
Pero habiendo vuelto la cabeza Antonio y habiéndose encontrado sus miradas, el humor de la joven cambió repentinamente. Empezó á responder con amabilidad á su antiguo amante, á mirarle cara á cara y hasta á inclinarse hacia él, á mostrarse jovial y locuaz, demasiado locuaz para que no se advirtiese el esfuerzo sobre sí misma. Velázquez se hallaba en el séptimo cielo.
Y el pobre gigante de los ojos encarnados, en vez de desdeñar la pregunta impertinente de su interlocutor, contestaba con amabilidad: Bart arratzean amaiquetan Zurriyolaco arroquetan.
Palabra del Dia
Otros Mirando