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Actualizado: 29 de julio de 2025
Ya que ella tenía la dicha de parecerse a su madre un poco, como afirmaba Raimundo, se creía con cierto derecho a su afecto. Nada; cuando usted se aburra aquí sola, se viene usted a mi casa que está cerquita, y nos aburriremos juntas, que siempre es más llevadero. La pobre Aurelia, confundida por aquella amabilidad y charla mundanales, no hacía más que sonreír.
Dio algunas vueltas solo, saludando a diestro y siniestro con la amabilidad de costumbre, por máquina, sin ver apenas a quien saludaba. Aquel Glocester y su don Custodio habrían tenido buen cuidado de hacer rodar la bola.... ¡Las cosas que dirían ya los enemigos! Pero ¿qué le importaba a él?
No, Gabriela; le dije, trémulo y sonrojado, estimo la confianza de usted; agradezco infinito la bondad con que usted me trata, la amabilidad con que me distingue... pero ¿qué decir de Linilla? ¿Que la amo con fraternal afecto? ¿Fraternal solamente? ¿Cómo a mí? Sentí que me ahogaba la emoción.
Después de algunas palabras indiferentes: Señor Pierrepont dijo la de Aymaret , ¿tendría usted la amabilidad de dejarme un momento a solas con Beatriz?... Pero, antes de que se vaya usted, ¿por cuál tren piensa regresar a París? Por el de las tres y veinte, probablemente. ¡Excelente!... ¡Es también, el mío!... Volveremos juntos si usted quiere. ¡Con mucho gusto, señora!
¿Está fuera? Sí, después de almorzar ha salido y aún no ha vuelto. El joven se sentó en una silla que había delante del mostrador, apoyó el codo sobre éste y con la mano en la mejilla quedó sombrío y silencioso. Soledad, al cabo de un rato, le preguntó con amabilidad: ¿Hace mucho tiempo que no has visto á mi madre?
Este no paraba mientes en tan deferente amabilidad y no tenía ojos sino para fijarse en los galanteos cada día más asiduos de Raúl de Mengis, y en sus progresos, visibles por momentos.
Alguien decía que llevaba su coquetería, su amabilidad demasiado lejos y que, no era tan fiel esposa como diligente mujer de su casa; como quiera que fuese, es lo cierto que tan maliciosos dichos no llegaron nunca a quebrantar la confianza del señor Princetot.
Nada, no le había visto en su vida. Clementina, que advirtió la sorpresa de su amante, después de responder al saludo redobló su amabilidad con Raimundo, volviéndose enteramente hacia él, acercando el rostro para hablarle, haciendo mil monerías destinadas a llamar la atención del noble salvaje y a preocuparle. Sentía un goce maligno en ello. Castro había llegado a serle indiferente.
Doy a usted otra vez las gracias dijo esta , por su amabilidad, que es más digna de aprecio en una época en que se han acabado los caballeros.... Pronto llegaremos: voy a casa de Paquita de Aransis, la señora del coronel D. Pedro Rey. ¿Conoce usted a esa digna familia? No tengo el honor de conocerla; pero ese apellido de Aransis no es extraño para mí.
Con las señas que dió el loco El-Baici, y ayudado de la amabilidad de carácter que me distingue dijo el agradable Abu-el-Casín , logré tomar en los barrios inmediatos a la Alcazaba noticias ciertas del loco recomendado.
Palabra del Dia
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