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¡No faltaba más, sobrinos!, no faltaba más sino que os parezca asunto de risa tan descarada insolencia, tal desprecio de las gentes. ¡Reíos, reíos!, ya veremos si se reirá también tu recomendado. Dijo, y se salió de la pieza tan denodadamente como en ella había entrado, con dirección a la policía. Rita se desternillaba de risa.

Es usted por extremo modesto... ¡Aquí! me dije. ¡Aquí del incienso! ¿Quién no tiene noticia de los talentos de usted, de su saber profundo, de su fama, de su acrisolada honradez? Estos elogios me sonrojaban. ¡Bien! ¡Bien! Veremos si obtiene usted lo que desea. Está usted eficazmente recomendado por Román. Me dice que fué usted su discípulo, y de los más aventajados....

Esa chica que acabo de saludar es sevillana y muy amiga de la que va a ser tu mamá... ¡muy romántica! ¡muy espiritual!... No tiene una peseta, ¿sabes?... Si va en coche, es porque la convidan las amigas... De eso hay mucho en Madrid, chico... ¡Te digo que a este caballo le han estropeado la boca! ¡Ese Pedro!... ¡ese Pedro!... No cómo tu padre se ha encaprichado por él... yo le había recomendado otro magnífico que había sido muchos años de Villamejor, pero no me ha hecho caso, y ha preferido ese bruto...

Después de haber recomendado a Hans y al chino que no abandonaran el bosquecillo y vigilasen atentamente, se puso en marcha hacia el Sur, siguiendo las huellas del babirussa y teniendo la precaución de señalar los árboles a su derecha, dando en ellos hachazos, a fin de guiarse al regreso. Se internó mucho en la selva; pero ya iba al acaso, pues había perdido las huellas del animal.

Creo, Vizcondesa, que no podré gozar tanta ventura, porque me voy a los Pirineos le dije. Allí vamos todos: han recomendado al general las aguas de Barèges, que son milagrosas para las heridas. Parecíame que el general se quedaba en Mont-Doré.

Aconsejaron los médicos aires del campo y del mar para la niña y el aya escribió a don Carlos que un su amigo, Iriarte, el que le había recomendado a doña Camila, vendía en una provincia del Norte, limítrofe de Vetusta, una casa de campo en un pueblecillo pintoresco, puerto de mar y saludable a todos los vientos.

Aquí llega tu tío Manolo dijo viendo entrar a su hermano, a quien te dejo recomendado: él se encargará de dar una vuelta por aquí todos los días y enterarse de cómo sigues y qué tal te portas... El tío Manolo, que acababa de entrar, era, con mucho, el mejor mozo de los tres hermanos.

ELECTRA. ¡Pero si me has recomendado todo lo contrario! En tu rostro, en tus ojos, veo cambiadas radicalmente las condiciones de tu vida. temes, Electra. ELECTRA. . . MÁXIMO. : corran libres tus impulsos, para que cuanto hay en ti se manifieste, y sepamos lo que eres. ELECTRA. ¡Lo que soy! ¿Quieres conocer...? MÁXIMO. Tu alma... ELECTRA. Mis secretos...

Antes de todo, quería datos, antecedentes. D. Venancio el alópata, además alcalde y también especialista en partos, había andado allí. ¿Para qué? Para nada; pero había andado. Había recomendado la dieta. ¡Malo! D. Venancio era un grandísimo tragaldabas, que tenía indigestiones como podría tenerlas un cañón cargado hasta la boca, y las curaba con dietas dignas de la Tebaida.

»Contando con la buena amistad de usted, me atrevo á anticiparle las gracias por lo que en obsequio de mi recomendado haga, que será, desde luego, uno de los buenos servicios entre los muchos que ya le debe su afectísimo amigo y seguro servidor Damián de la Fuente