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Actualizado: 29 de julio de 2025
Los cumplo el domingo; hasta entonces ya me hará usted crédito. Todos se rieron, y aquellas señoras se levantaron para despedirse. ¿Decididamente no quiere usted ser de los nuestros? preguntó la castellana con mucha amabilidad a Liette. Imposible, señora; pero agradezco a usted mucho su amable invitación.
Ana trataba a todo Vetusta, pero con los hombres siempre habían sido poco íntimas sus relaciones. Sólo Paco y Frígilis eran amigos de confianza. No era expansiva; su amabilidad invariable no animaba, contenía. Visita aseguraba que aquel corazoncito no tenía puerta. Ella no había encontrado la llave, por lo menos.
Ella sacó de su ridículo un libro y se lo dio diciendo: Ahora tendrás la amabilidad de leerme un poquito, estoy segura de ello. He traído esta novela porque es de tu autor favorito y quiero que el día de hoy te diviertas mucho, mucho... porque si tú no te diviertes mucho, mucho, yo estoy decidida a aburrirme. Cirilo cogió el libro riendo y se puso a leer.
Yo creo, con permiso de este señor canónigo, que lo principal aquí es sentirse bien; y pronto, para que no se apodere la anemia de ese organismo.... Oh, amigo mío replicó el Magistral, sonriendo con mucha amabilidad la anemia, usted sabe mejor que yo que puede venir a pesar del alimento.... Además, comer no es lo mismo que alimentarse....
Al contrario, se desconfía de la amabilidad excesiva y, sobre todo, de la sonrisa dulzona; se le buscan a cada hombre los pliegues y repliegues del alma con el mismo cuidado y atención con que un disecador va palpando y poniendo a la vista con el bisturí todas las fibras de la máquina corporal.
Escribía en El Universal furibundos artículos, y contento con su poquito de gloria, iba pasando la vida, pobre, aunque bien quisto. Cautivaba á todos por la amabilidad de su carácter y lo generoso de sus sentimientos. En política profesaba opiniones muy radicales, y pertenecía á la fracción llamada entonces exaltada.
Los varones, agrios, displicentes, huraños, sombríos; las mujeres, tímidas, asustadizas, amables, pero con amabilidad monjil. La vida como las cosas y las personas.
Glocester, al verle tan alegre y decidor, amable con amigos y enemigos ocultos se dijo: «¡Disimula! ¡Pues a disimulo no me ha de ganar este simoníaco!». Y se deshizo en amabilidad, cortesía y bromas lisonjeras. «Bueno era él». ¿Ha visto usted decía al salir de la catedral don Custodio qué satisfecho está el Provisor?
Sí, me parece que he conocido en Málaga a una parienta de usted. ¿No tiene usted una prima que se llama María León? Es tía mía, prima de mi madre. ¿Es usted de Málaga? Sí, señora. Y siguió la conversación, animándose cada vez más, él con una amabilidad que a mí me parecía brutal, soltándole el humo del cigarro a la cara; ella con perfecta naturalidad, como si le hubiera conocido toda su vida.
Seguramente, amigo mío y si usted quiere ir á encontrarnos en Marsella, tendremos mucho gusto en llevarle por mar dentro de quince días. Al oir esta proposición la fisonomía de Sorege se tranquilizó. Movió la cabeza y dijo en tono cordial: Agradezco á ustedes vivamente su amabilidad, pero no puedo alejarme de París.
Palabra del Dia
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