Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 29 de julio de 2025
Como su trato es harto fácil, y no abriga más malicia que la que cabe en veintidós años, todos los jóvenes que la ven se creen con derecho a ser correspondidos; y como al llegar a ella se estrellan desgraciadamente los más de sus cálculos en su virtud porque aunque la ves tan loca al parecer, en el fondo es virtuosa, los unos han dado en llamar coquetería su amabilidad, los otros, por venganza, le dan otro nombre peor.
No he montado en mi vida un animal más noble y generoso que aquel bayo soberbio que mi amigo J. M. de Francisco tuvo la amabilidad de enviarme a la puerta de mi casa, aparejado a la orejón, como si dijéramos a la gaucha.
Sí, señor; pero en el piso principal no hay habitacion desocupada. Suban ustedes, vean ustedes el cuarto, y luego podrán resolver. Antes subia maquinalmente; ahora subia por amabilidad; pero un hombre no debe ser amable: el hombre no debe robar ese secreto á la mujer.
La sonrisa que contraía el rostro de Tristán era tan extraña y su rostro se hallaba tan descompuesto, que el marquesito quedó paralizado. ¿Tendría usted la amabilidad de escucharme dos palabras? Con mucho gusto... ¿Pero no quiere usted pasar? No señor, gracias. ¿Es tan urgente el asunto? Lo es. Nanín quedó un instante suspenso. Bien, bien dijo al cabo . Será como usted guste.
Marta tenía sus ojos encendidos fijos en él; la esperanza y la impaciencia le hacían saltar el corazón en el pecho. ¡La condesa debe estar loca! ¡revelar semejantes cosas a mi futura esposa! ¡Ah! Con razón presumía yo algún ardid de serpiente bajo su falsa amabilidad. Pero jamás hubiese creído que el odio y la maldad la cegaran hasta este punto.
Gallardo se estremeció de emoción al anunciarle un día su apoderado que doña Sol acababa de llegar sin que nadie la esperase. El espada fue a verla inmediatamente, y a las pocas palabras sintiose intimidado por su fría amabilidad y la expresión de sus ojos. Le contemplaba como si fuese otro.
Fue en esa primera e inolvidable comida donde empecé a conocer lo que era la sociedad bogotana. Pocos momentos más difíciles y más gratos al mismo tiempo. La reunión era selecta, y cada uno, en su amabilidad y alegría, se esforzaba en darme la bienvenida.
Parecía olvidar su frialdad al despedirse en Salerno, el cuidado que había tenido en ocultarle las señas de su domicilio. Ferragut tampoco se acordó de esto, gratamente conmovido por la amabilidad de la doctora. Se había sentado entre los dos, como si quisiera protegerles con toda la majestad de su persona y el afecto de sus ojos. Era una madre para su amiga.
Nunca he dicho que su amabilidad me disgustase... ¡Si realmente no fuera un importuno, qué feliz sería! Veamos, deme usted alguna esperanza, autoríceme, por ejemplo, a decirle cosas tiernas, a seguirla a todas partes, a ocuparme de usted constantemente. ¡Ah, qué programa! Es asustador para mí, que no sé jugar ni con mis sentimientos, ni con mis palabras.
Acaso temía que ella olvidara a los que tenían derechos más antiguos. Encontraba así excusas al mal humor de Juan. Pero era su huésped, y no quiso guardarle rencor; viéndolo, pues, al entrar en el jardín, sentado sobre la hierba a los pies de la señora Aubry, se dirigió hacia él y le dijo con amabilidad: ¿Es por pereza por lo que no ha querido usted venir a escalar con nosotros los peñascos?
Palabra del Dia
Otros Mirando