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A esta simpática república presta preferentísima atención el autor: no sólo se ocupa de su historia, describe a su capital, sino que pinta a la sociedad bogotana, sin olvidar como lo ha dicho M. Groussac el obligado párrafo sobre el Tequendama.

Y por poco numerosas que sean las relaciones que se cultiven con gente bogotana, a poco el bufete se llena con El Pasatiempo, El Papel Periódico Ilustrado, etc. Nada de eso se encuentra en el libro de Cané.

Yo mismo he presenciado, en la primera de las calles mencionadas, a las cuatro de la tarde, hora en que se agrupa allí una numerosa concurrencia, un encuentro de ese género entre dos hombres pertenecientes a la más alta sociedad bogotana. Revólver en mano, separados sólo por el caño, se atacaron con violencia, disparando uno sobre el otro casi todas las balas de su arma. ¿Cómo no se hirieron?

Un tanto reposados, nos pusimos en camino, entrando en Bogotá al caer la tarde. Durante muchos días tuve en el espíritu el cuadro soberano que acababa de contemplar, tan bello, como creo no me será dado ver otro sobre la tierra. La inteligencia Desarrollo intelectual. La tierra de la poesía. Gregorio Gutiérrez González. La facilidad. Improvisaciones. Rafael Pombo. Edda la bogotana. Impromptus.

Una noche, después de una cena en un baile, acompañé a una señora que no había tenido inactivo el tenedor, a su asiento, donde se acomodó con voluptuosidad, saboreando una exquisita taza de café. «¿Se encuentra usted bien, señora? Perfectamente; ¡para eso pelearon nuestros padres!». La república es bogotana pura.

El tresillo. Un trance amargo. El volumen. Diego Fallon. Su charla. El verso fácil. Clair de lune. El canto "a la luna". D. José M. Marroquín. Carrasquilla. José M. Samper. Los mosaicos. Miguel A. Caro. Su traducción de Virgilio. El pasado. Rufino Cuervo. Su diccionario. Resumen. He dicho ya que el desenvolvimiento intelectual de la sociedad bogotana es de una superioridad incontestable.

Fue en esa primera e inolvidable comida donde empecé a conocer lo que era la sociedad bogotana. Pocos momentos más difíciles y más gratos al mismo tiempo. La reunión era selecta, y cada uno, en su amabilidad y alegría, se esforzaba en darme la bienvenida.

El excelentísimo señor don Manuel Guirior, natural de Navarra y de la familia de San Francisco Javier, caballero de la Orden de San Juan, teniente general de la real armada, gentilhombre de cámara y marqués de Guirior, hallábase como virrey en el nuevo reino de Granada, donde había contraído matrimonio con doña María Ventura, joven bogotana, cuando fué promovido por Carlos III al gobierno del Perú.

Altozano es una palabra bogotana para designar simplemente el atrio de la Catedral, que ocupa todo un lado de la plaza Bolívar, colocado sobre cinco o seis gradas y de un ancho de diez a quince metros.

Una noche se encaró con Pombo y le preguntó quién era esa poetisa desconocida, esa famosa Edda la Bogotana, cuyos versos, impregnados de una pasión profunda y absorbente, le recordaban los inimitables acentos de Saffo, llamando con el ímpetu del alma y el estremecimiento de la carne al hombre de sus sueños y de sus deseos.