Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 1 de mayo de 2025
¿Me amáis?... Me casé sin amor, y con vos, si pudiera ser, me casaría por tener un noble apoyo. Pero como esto no puede ser, adiós, señor duque, y perdonadme si no estoy más tiempo aquí. Y la duquesa se levantó, saludó profundamente á don Pedro, y salió con su hijo en los brazos.
Doña Clara, yo os amo; sois lo único á que aspiro; ser vuestro y que vos seáis mía, es una gloria que me enloquece... pero noto en vos no sé qué de terrible, de violento. ¿Os obligan á que os caséis conmigo? Sí por cierto, me obliga mi corazón. ¡Vuestro corazón! habéis pronunciado de tal manera esas palabras, que me espantan; no, vos no me amáis... ¿Quién sabe?
¡Oh! ¡no seré soldado! exclamó don Juan . Mi rey, mi orgullo, sois vos. Sí, sí, seréis soldado mientras sea necesario que lo seais; pero después no: ¡no quiero morir como mi madre! ¡Oh, Clara de mi alma! exclamó el joven, recibiendo el puro, el glorioso relámpago de amor que destelló de los ojos de doña Clara al pronunciar sus últimas palabras ; ¡vos me amáis!
Adiós. El duque de Osuna notó que doña Juana se quedaba en la reja. Tuvo intenciones de volver. De decirla: soy yo; yo el hombre que os ama; el hombre á quien amáis. Porque el duque de Osuna había llegado á comprender que doña Juana le amaba. Pero había comprendido también que doña Juana tenía fuerza sobrada para contener su amor. Que era capaz de morir antes que deshonrarse.
28 Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. 29 Y al que te hiriere en la mejilla, dale también la otra; y al que te quitare la capa, ni aun el sayo le defiendas. 31 Y como queréis que os hagan los hombres, así hacedles también vosotros. 32 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué gracias tendréis? Porque también los pecadores aman a los que los aman.
ABIND. Ya que no me amáis, señora, Como antes, de amor tan llano, Cual era el de vuestro hermano, Habladme más tierno agora; Decidme lo que sentís, Jarifa hermosa, y creed Que me hacéis mayor merced Cuanto más de mí os servís: Ya pasó el temor cobarde Que la hermandad nos ponía; Habladme, Jarifa mía, Más tierno, así el Cielo os guarde. JARIFA. ¿Qué te tengo de decir?
¿Con un encargo de don Juan...? Sí, ciertamente. ¿Y un encargo para mí? Como que sois para él toda una ambición. Yo creí más noble y más reservado á ese hombre. ¿Qué queréis, señora? es joven, recién venido á la corte: conoce que vos le amáis... ¿Qué lo conoce...? Y como os ha hecho un gran servicio... ¿A mí? Lo mismo da, puesto que lo ha hecho á la reina... ¿A la reina...?
Y no me ofende más que el dolor de no ser rey, puesto que al rey amáis vos; pero levantáos, señora, no sois vos la que debéis estar á mis pies. ¿Es decir que tenéis empeño formal en que yo no os reconozca? Creed que hay en mí grandes razones para no querer ser conocido de vos. Respeto esas razones, señor, las respeto, y me someto á vuestra voluntad. ¿Quedamos, pues, en que yo no soy el rey?
¿Sabéis que ya me incomoda el que me habléis tanto de mi mujer? Como que estoy enamorado de ella... Vos no amáis más que á esa comedianta que os tiene vuelto el juicio... Puede ser, porque tratándose del juicio de los hombres, no conozco cosa que tanto se lo vuelva como las mujeres.
¡Ah! ¿Vivís en palacio... con vuestro tío?... Me alegro... Y por lo visto vuestro tío es un buen tío; me ha dicho Casilda que habéis venido en carroza... y vuestro traje, vuestras alhajas, ¡oh, y qué hermoso y qué gentil y qué galán venís!... Cada día os amo más... y me alegro, me alegro de que vuestro riquísimo tío emplee sus doblones en vos con tanta magnificencia... prefiero que no me debáis nada... porque así sabré que me amáis por mí misma... no podré ofenderos en nada ni aun desconfiar de vos.
Palabra del Dia
Otros Mirando