Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 1 de mayo de 2025


, vos; habéis calumniado á una santa... ¿Creéis que la reina?... Es digna de que una mujer de corazón como vos, la ame en vez de odiarla. ¿Y qué puedo yo hacer? Sed más que la querida pagada de Lerma. ¡Ah! Enloquecedle; hacedle creer que le amáis. Eso no es fácil; don Juan de Guzmán ha visto en mi casa á vuestro amigo. ¿Y qué importa? Lo sabrá Calderón... lo sabrá Lerma.

Seamos, pues, amigos; prefiero vuestra amistad á vuestro amor. ¡Mi amor! ¿sabéis si yo he amado alguna vez? ¿sabéis si puedo amar? Todos hemos nacido... He aquí una cosa indudable. Para amar... Eso no es tan claro. Si no habéis amado, amaréis. ¿Habéis amado vos? , y mucho dijo Montiño suspirando por doña Clara de Soldevilla. ¿Y amáis...?

No os pediré eso jamás, porque vuestro amor para lo es todo siendo como soy vuestra mujer. ¿Me decís al fin que me amáis? Os amo como debe amar una mujer casada á su marido... más claro: por el momento os respeto... os quiero... tengo en vos esperanzas... ¿Pero no sois para la mujer enamorada? No quitéis al tiempo lo que es suyo. ¡Yo no os conozco! Y sin embargo, os habéis casado conmigo.

¡Creo que amáis á don Francisco! ¡Y qué! dijo fríamente la de Lemos, que era violenta. ¡Lo confesáis! Ahorro una disputa vergonzosa. ¿De modo que el amor...? ¿Y qué entendéis vos de amor? dijo con desprecio la de Lemos. La abadesa se mordió los labios. Yo creía que os justificaríais.

¿Pero no me amáis? ¡Ay!... ¡!... exclamó doña Catalina tendiendo lánguidamente su mano y de una manera instintiva á Quevedo. ¡Ah! exclamó Quevedo, apoderándose de aquella mano ; ¡y cómo me da la vida vuestro amor! Soltad, que estas monjas son muy curiosas, y siempre están en acecho. Decís bien; siempre andan alrededor de los del mundo, que se les acercan como el gato alrededor de las sardinas.

¿Y si no me hubiese casado?... Si no os hubiérais casado... , vuestra... vuestra; por lo mismo me alegro de vuestro casamiento... me alegro de ese imposible puesto entre los dos. Pero sois desgraciada... ó no me amáis como decís... Os amo más... mucho más... ¿no notáis que cuando estoy á vuestro lado soy feliz? ¡Asoman las lágrimas á vuestros ojos!

Creo, señora, que la camarera mayor y el duque de Lerma, saben que paso la noche con vos. Pero saben que la pasáis por sorpresa. No tanto, no tanto. Os habéis venido huyendo del duque de Lerma. ¿Qué hacéis? dijo Felipe III. Ya lo veis, me siento. No creo que sea hora de velar, ni yo ciertamente he venido aquí para trasnochar sentado junto á vos. La reina no contestó. Vos no me amáis dijo el rey.

¿No me amáis?... dijo con impaciencia doña Clara... pues si me amáis ¿á qué esa obstinación?... ¿dudáis acaso de ?... ¿amáis acaso á otra, á causa de esa facilidad que tenéis de enamoraros en dos minutos?

¡Ah! ¡ni vuestra madre amó á su esposo, sino después de casada, ni vos me amáis aún! Continuemos. Pasaba mi padre, hace más de diez y ocho años, con su compañía hacia Navarra, é hizo noche en casa de mi abuelo materno, donde fué aposentado. Vió á mi madre... durante la cena... y no pudo dormir. Como yo...

Vos lo sabéis todo, don Francisco dijo la joven con anhelo. Lo , señora, y lo tanto, como que aún estoy dudando de ello. No os pregunto cómo lo sabéis, no tengo tiempo para nada, ni cabeza; me estoy muriendo; sobre vienen... Las culpas ajenas os premian. ¿Qué decís? ¡Si le amáis! ¡Dios mío! pero... yo hubiera vencido esta afición... ¿Y á qué vencerla?

Palabra del Dia

patineras

Otros Mirando