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Actualizado: 4 de julio de 2025
No, no: yo voy á quebrantar los yugos, Con que oprimen al pueblo los tiranos. ¿Á dónde vas? Á confesar mi culto En presencia del Juez y sus lictores. Se perderá tu voz en el tumulto Que alzarán los serviles oradores. No, no: yo voy á predicar mi culto En presencia del juez y sus lictores. ¿Á dónde vas? Voy á entregar mi cuello Sobre el cadalso donde Dios me aguarda.
Yo, que vi que de la camisa no se veía sino una ceja, y que traía tapado el rabo de medio ojo, le dije: -Por Dios, señor, si V. Md. no aguarda a sus criados, yo no puedo socorrerle, porque vengo también atacado únicamente. -Si hace V. Md. burla -dijo él, con las cachondas de la mano-, vaya, porque no entiendo eso de los criados.
Iba ya a subir por una de las pértigas, cuando el Capitán le detuvo. Aguarda dijo . Algunos habitantes pueden haber bajado; pero es posible que haya otros arriba, y te matarían con sus flechas envenenadas. Antes quiero asegurarme de que no hay nadie. Y, dicho esto, sacudió violentamente dos de los horcones de bambú.
Pero, apenas él se encubrió con los árboles del jardín, cuando ella, volviéndose a mí, llenos los ojos de lágrimas, me dijo: ''Ámexi, cristiano, ámexi''; que quiere decir: "¿Vaste, cristiano, vaste?" Yo la respondí: ''Señora, sí, pero no en ninguna manera sin ti: el primero jumá me aguarda, y no te sobresaltes cuando nos veas; que sin duda alguna iremos a tierra de cristianos''.
Cuando el anciano se aleja, llega el verdadero Don Félix: Lisardo le refiere lo sucedido, y el objeto laudable que lo guiaba, pero su amigo apenas lo escucha por haber recibido un billete de Laura, dándole una cita secreta; igual invitación recibe también Lisardo de Clara, y uno y otro no piensan en otra cosa que en la dicha que les aguarda.
No hay derecho exclama días después al encontrarme en la calle . Me hace usted fijar una hora, me hace usted correr, y resulta que no me aguarda usted ni diez minutos. A las ocho y media en punto yo estaba en el café. Y lo más curioso es que la indignación de mi amigo es auténtica. Eso de que dos hombres que se citan a las ocho tengan que reunirse a las ocho, le parece algo completamente absurdo.
Sí; ella me dijo lo que usted ha pensado, todo lo que el razonamiento ha hecho a usted descubrir, y comprendiendo que la existencia de ese hombre era un obstáculo para nuestra felicidad, la hablé de mi odio. El amor, el amor recíproco crece en presencia de los obstáculos, trata de apartarlos, no cede. El amor aguarda, mantiene esperanzas.
Despertó el chiquillo hace poco, y Patros le dio un bizcocho para que se entretuviera... Yo que lo oigo... acudo allá, y me le veo... ¡Virgen...! quiero cogerle, él no se deja... tengo que darle azotes... No. Aguarda. Desde aquí se oyen sus chillidos. ELECTRA. ¡Pobrecito mío! EVARISTA. Que le lleven a su casa. ELECTRA. Nadie le toque... Es mío. Los mismos; JOS
Á ti te dieron un palo en la cabeza y quisiste caer, pero alzándote en seguida empezaste á repartir garrotazos que daba miedo verte. Á mí me molieron también los hombros, pero hice soltar el palo á dos de ellos. «¡Vamos, vamos que aquí nos matan!» dijiste. Aguarda un poco, te respondí, porque había visto las monteras de los nuestros. ¡Y gracias á Dios llegaron á tiempo!
Pero yo desprecio los bienes terrenales, y no me preocupo del porvenir. ¿Ven ustedes este duro? Pues ahí va... Y hecho esto, el hombre aguarda la vuelta, cuenta las perras gordas una por una y se las guarda en un bolsillo profundo... Poco dinero y malo. Hombres furiosos. Señoras gruesas, siempre sofocadas, o por el calor o por los berrinches, que se abanican constantemente. Muchos curas.
Palabra del Dia
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