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Actualizado: 4 de julio de 2025
Serás mi comensal, mi amigo inseparable, mi otro yo. ¿Quieres vivir, Romagné, para ser un segundo yo? No, no; ya que he comenzado a morir, lo mejor es acabar cuanto antes. ¡Ah, pedazo de alcornoque! ¡Voy a contarte, animal, el destino que te aguarda!
Después de durar largo tiempo esta confusión, y cuando el alcalde no sabe qué hacer, el agente del Prior de Ocrato revela de improviso todo el enredo, esperando escapar así del castigo que le aguarda.
Con la superstición del que aguarda, se dijo que Alicia sólo podía presentarse al cerrar la noche, y el día le pareció interminable. Al anochecer dudó. No vendrá.... Debe haberse arrepentido. Estaba en la esquina de una calle curva y pendiente inmediata á la iglesia. Desde allí podía ver las gradas que comunican la plazoleta con el hundido bulevar.
-Con todo eso, te hago saber, hermano Panza -replicó don Quijote-, que no hay memoria a quien el tiempo no acabe, ni dolor que muerte no le consuma. -Pues, ¿qué mayor desdicha puede ser -replicó Panza- de aquella que aguarda al tiempo que la consuma y a la muerte que la acabe?
Bien dijo Aviraneta . Nos veremos luego. ¿Y la Pimentosa cómo está? Agria. ¿Qué es eso? Enojada, porque le pica la despensa. ¿Qué quieres decir? ¿Qué despensa es esa? El estómago. Es verdad que padece mi señora males de estómago.... Aguarda, que me voy contigo.
»Al separarme del doctor subí a mi cuarto para escribirle a usted esta carta que ahora dejo interrumpida y continuaré más tarde, pues acabo de recibir recado de Magdalena diciéndome que me aguarda, y corro a verla.» A las diez. «Puede usted reñirme, Antoñita; bien lo merezco porque temo haber cometido una gran locura. »Magdalena estaba sola.
¡D. Norberto! ¿Qué es eso? ¿Qué le pasa? Hola, querido. Nada, nada... no es nada respondió sin aturdimiento. Sí le pasa algo... ¿Qué le han hecho a usted en esa casa? Nada, nada... Vámonos que se reúne gente. ¿Se va usted a ir sin sombrero? Es verdad... Voy a pedirlo... Aguarda un poco.
Ya sé que no te puedo matar. Esto basta para ti y para mí. Márchate. Se quedó tan ronco que sus últimas palabras apenas se entendían.... Después de hablar algo más con ronquidos y manotadas, pudo hacerse oír nuevamente. Aguarda.... La úlcera de mi vida, lo que me ha envenenado el cuerpo y ha trasformado mi carácter haciéndole displicente y salvaje, ha sido mi deshonra.
Aguarda, que a puros palos Le haré que el camino tome A reñir a su mujer Los celos que se le antojen. NARV. Páez, no salga ninguno, Si no es que el moro responde Que no está contento desto. PÁEZ. Suplícote me perdones, Que le he de quitar la vida. ORTU
Sólo te falta echarte á llorar como los chiquillos. A ver: serenidad, y suelta todos tus pesares. Veamos por qué crees terminada tu vida, cuando eres el hijo de la suerte. El millonario fué á hablar, y Aresti le interrumpió de nuevo: Por lo que pueda convenirte, te advierto que Fernando, tu ingeniero, aguarda ahí fuera.
Palabra del Dia
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