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Actualizado: 4 de julio de 2025
Allí era: tuvo miedo, frío y ganas de llorar... Despidiose de D. José, el cual no comprendía por qué su ahijada le mandaba retirarse. «¿Pero qué? ¿Te quedas aquí?... ¿No vuelves a casa?... No me pregunte usted nada, padrinito. Pronto lo sabrá usted todo. Adiós. A ti te pasa algo. ¡Qué pálida estás!... Pero aguarda... Adiós, adiós».
Pero esta mujer tiene sangre de chufa pensaba la Valdivieso muy enfadada . ¿Sí?... Pues, aguarda, allá va... ¡Anda, fastídiate!...
Gray prometió al calesero refrescarle en casa de Poenco, y al oír esto ¡parecía mentira!, el lamparín avivó el paso. Pronto llegaremos dijo el inglés . No sé por qué el hombre no ha inventado algo para correr tanto como el viento. En Cádiz le aguarda a usted una muchacha bonita. No una, muchas tal vez. Una sola. Las demás no valen nada, señor de Araceli... Su alma es grande como el mar.
Pero es de saber agora si tiene mucha costa el hacelle. -Con menos de tres reales se pueden hacer tres azumbres -respondió don Quijote. ¡Pecador de mí! -replicó Sancho-. ¿Pues a qué aguarda vuestra merced a hacelle y a enseñármele?
Después que se han alejado los huéspedes, Don García, que ha oído la animada conversación de Don Mendo, manifiesta alguna inquietud; pero pocas palabras cariñosas y tiernas de Blanca desvanecen al punto todas sus sospechas. Don Mendo, obligado á alejarse con el Rey, sólo aguarda una ocasión oportuna para poner en ejecución sus criminales deseos.
Lirio va a interrumpir. Lario le contiene alargando la mano. Aguarda. Concluyo en seguida. ¿Qué es una ciudad, y dentro de una ciudad, una calle? Una finalidad concreta; un lugar donde vivir de asiento, con agrado y comodidad.
Lo primero que hizo al día siguiente por la mañana fue escribir a Lucía. «Estoy aquí desde ayer por la tarde. Dime cómo he de arreglarme para verte.» Salió de casa y fue en busca de Úrsula la batelera. Así que dio con ella le preguntó. ¿Conoces a la señora del general Bembo? ¡Vaya! Pues vas a llevarle esta carta ahora mismo. Aguarda contestación y vente en seguida. En el muelle te espero.
Al dar la una en el reloj del despacho, don Juan sale de su casa llevando el corazón henchido de amor, el ánimo resuelto a todo y los bolsillos repletos de dinero. ¿Qué más necesita el hombre a quien aguarda una mujer? Capítulo XXIII Concluye ésta, entre verídica o imaginaria historia, con el raro ejemplo de una mujer que todo lo pospone al deseo de ser amada
¡Y yo también!... Pero corro a comunicar esta nueva a nuestros amigos dijo el Marqués, levantándose. Aguarda le insinuó su hermana . No olvides que esta tarde tienes que pasar por allí. ¡Otra vez! Si no hay quien la haga salir. Le he prometido, le he rogado, le he amenazado, le he dicho mil finezas y ternuras, y nada, no quiere salir. ¿Por qué no vais vosotras?
Quizás podrian suscitarse dificultades sobre las explicaciones que en esta parte ofrecen los físicos; pero el linaje humano no aguarda á que en semejantes materias lo ilustren los sabios: «siempre existen juntos estos hechos, dice; luego entre ellos hay alguna relacion que los liga.»
Palabra del Dia
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