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Por lo visto no; porque entre los casos de excepción citan «los prebendados de oficio» y traen a cuento no qué disposiciones de los Papas.... , ya ; un Breve de Paulo V y dos o tres de Gregorio XV. ¡Majaderos!

De cada mil personas que citan, por ejemplo, a Homero como al primer poeta épico, diez a lo más, en los países cultos, le han leído, y de estas diez, nueve se han aburrido o dormido leyéndole: una sola ha gustado acaso de aquellas bellezas y excelencias.

Si todos citan demasiado a los clásicos, largan a cada paso sentencias filosofales y pedantean con inocente refinamiento, es tan propio defecto de aquella época que más que defecto parece gracia y primor y presta al libro indeleble color temporal. Ni carece Fernando de Rojas de muy oportunas delicadezas, inspiradas o reflexivas. La pasión de Melibea y de Calixto no puede ser más vehemente.

He concluido mi tarea, y solo me resta suplicar á los lectores, y especialmente á mis amigos de Filipinas, reciban con la benignidad que de su ilustracion espero, esta muestra de mis desvelos por la mejor felicidad de nuestros hermanos de Ultramar, como me lo prometo de su acreditada induljencia. Valencia 30 de Diciembre de 1841. NUMERO 1.o Observaciones que se citan.

En la historia no se citan monumentos que hagan . Si BALUZIO, LAUNOI, Y VALESIO, sus paysanos, sacasen la cabeza, y viesen lo que este Historiador asegura siempre sobre su palabra, y ageno de documentos, se admirarían que hubiese celebradores de tales escritos. Habla de todas las cosas sin estudio fundado de ellas, y está á la vista, que rara vez trae pruebas de lo que afirma.

Y en ese sentido han de entenderse los pasajes que ahora se citan, sin tener en cuenta la diversidad de épocas, como sátiras amargas contra la Iglesia, en cuyo concepto sólo han existido en la imaginación de los autores de estas citas y en el engaño del público, puesto que casi todos los poetas, que las escribieron, ofrecen en otras obras suyas testimonios irrefragables de su sincero sentimiento religioso, y la particular circunstancia, que disipa cualquier duda de este género, de que casi todos pertenecían al clero.

En ningún otro punto he hallado con más dulzura la libertad de soñar despierto, ni el encanto de los mares moribundos. La habitación. Permítase á un ignorante que, sin embargo, ha adquirido cierta experiencia á costa suya, dar algunos consejos sobre los puntos que no citan los libros, y que hasta el presente han preocupado muy poco á los hombres de la facultad médica.

Se me juzga frívola, caprichosa... y corrompida; se multiplican mis amantes, se citan mis extravagancias y se me arrojan al rostro infinidad de flaquezas... Quizá tengan razón: todo cuanto malo hice en mi vida, procuré que fuese pronto sabido del público; en vez de ocultar las faltas con artificio, procuré arrojarlas a la murmuración. ¿Y esto sabes por qué lo hacía?... ¡Pues en el fondo era para vengarme del escaso placer que me causaban!

Los chicos ven todo de un modo singular. Aquélla era época de grandes combates navales, pues había uno cada año, y alguna escaramuza cada mes. Yo me figuraba que las escuadras se batían unas con otras pura y simplemente porque les daba la gana, o con objeto de probar su valor, como dos guapos que se citan fuera de puertas para darse de navajazos.

-Porque, ¿cómo queréis vos que no me tenga confuso el qué dirá el antiguo legislador que llaman vulgo cuando vea que, al cabo de tantos años como ha que duermo en el silencio del olvido, salgo ahora, con todos mis años a cuestas, con una leyenda seca como un esparto, ajena de invención, menguada de estilo, pobre de concetos y falta de toda erudición y doctrina; sin acotaciones en las márgenes y sin anotaciones en el fin del libro, como veo que están otros libros, aunque sean fabulosos y profanos, tan llenos de sentencias de Aristóteles, de Platón y de toda la caterva de filósofos, que admiran a los leyentes y tienen a sus autores por hombres leídos, eruditos y elocuentes? ¡Pues qué, cuando citan la Divina Escritura!