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En primer lugar puede colocarse aquel sofisma con que se prueba otra cosa de lo que se disputa. Llamóle Aristóteles ignoratio Elenchi. Elencho es el sylogismo con que se intenta probar lo contrario de lo que se ha establecido, como hacen en las Escuelas los que impugnan las conclusiones que otro defiende.

Cuanto hay en el órden intelectual, se puede encerrar en las categorías; las que, ora se adopten las de Aristóteles, ora las de Kant, ú otro cualquiera, siempre se reducen á muy pocas.

Estas Súmulas con el Comentario de Ciruelo, son excelentes, y por ellas puede qualquiera instruirse en lo principal de la Lógica de Aristóteles, y entender muy bien el texto de este Filósofo. Nada de esto bastó para contener la sofistería de los Dialécticos de las Escuelas, pues cada dia iba creciendo con nuevas cavilaciones.

La exposición de la poética de Aristóteles, que hizo este crítico ilustrado é ingenioso en el año de 1633, con el título de Nueva idea de la tragedia, trata en sus primeros trece capítulos de la teoría de la tragedia, con arreglo á los preceptos del antiguo filósofo, terminando esta obra un apéndice, en que se describe la disposición exterior de los teatros griegos.

Yo deseo complacerle; pero lo considero harto difícil. El asunto es tan complicado que, para tratarle bien, sería menester escribir un par de volúmenes y no un artículo breve. Mucho aumentaría la extensión del escrito si me empeñase en decir, además de lo que á se me ocurre, lo que se ha ocurrido á los otros desde Platón y Aristóteles hasta Hegel, Gioberti, Pictet y demás autores novísimos.

Todas estas reglas propuestas y explicadas con admirables exemplos y advertencias por Aristóteles en el libro primero de los Analíticos, las comprehendieron prácticamente los Escolásticos en la formacion de los sylogismos por las voces inventadas de estos versos: Barbara, Celarent, Darii, Ferio, Baralipton. Celantes, Dabitis, Fapesmo, Frisesomorum. Cesare, Camestres, Festino, Baroco, Darapti.

En la anterior concepción vastísima de la poesía, que á fin de que no choque demasiado á los que les coja muy de nuevas, declararé aquí que es de Aristóteles, entran todas las artes humanas, desde la del zapatero y la del cocinero, hasta las del escultor, el músico, el pintor y el vate más inspirado.

El motivo de querer los Filósofos, especialmente Aristóteles, superior á todos, que el género entre en las difiniciones es, porque no conocemos mas que los individuos, esto es, cada cosa de por en qualquiera linea. La cosa determinada y singular no se puede difinir, ni lo necesitamos, porque tenemos de ella nociones tan fixas, que si ponemos atencion no podemos confundirla con otra.

El Arte siguiendo la naturaleza ha ordenado, dispuesto, y enlazado las nociones de manera, que ha dado pulidéz, claridad, orden, y facilidad admirable á la formacion de los sylogismos, y quien quiera que vea el artificio con que Aristóteles ha dispuesto todas estas cosas, habrá de confesar, si tiene candor, que la obra de este Filósofo es una de las mayores, y mas sublimes del entendimiento humano.

No sabía, pero como yo no quiero las mujeres para consejeras ni bufonas, sino para acostarme con ellas, y si son feas y discretas es lo mismo que acostarse con Aristóteles o Séneca o con un libro, procúrolas de buenas partes para el arte de las ofensas; que cuando sea boba, harto sabe si me sabe bien. Esto me consoló.