Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 9 de junio de 2025
Me importa un bledo lo que creyese usted de mí.... Pero esta señora es... una mujer honrada; por incidentes que no son del caso viene sola, y la acompaño hasta entregársela a su esposo.... Y viendo la media sonrisa de su interlocutor, añadió: Le aconsejo a usted que me crea, porque mi reputación de verídico es quizás la única que en el mundo aprecio....
Considerando el asunto desde puntos de vista diferentes de los que adoptara Oliverio, me aconsejó curarme, pero usando procedimientos que consideraba ser los únicos dignos de mí. Nos separamos después de dar muchas vueltas en torno a las murallas del Sena. La noche se acercaba.
En el espíritu de don Paco pudo, sin embargo, más que el deleite de ver a Juanita en la fuente o volviendo del albercón, la idea de que, estando ya muy remotos los siglos de oro, no era posible imitar a la princesa Nausicaa, sin rebajarse o avillanarse demasiado; y así, aconsejó y amonestó tantas veces y con tan discretas razones a Juanita para que no fuese a la fuente, apoyándole siempre la madre de ella, que Juanita cedió, al cabo, y dejó de ir a la fuente y al albercón, retrayéndose, además, de otros varios ejercicios y faenas que no son propios de una señorita.
Como de costumbre dijo mi tía. El cura me miró con aire preocupado. No estaba contento de mi explicación; pensaba que algo anormal había pasado durante el día. Me aconsejó que me acostara sin pérdida de tiempo; y lo hice con toda diligencia. Estaba avergonzada de haberlos divertido con mi llanto; tanto más cuanto que yo misma no sabía por qué había llorado. ¿Fue de placer o de fastidio?
Yo le aconsejo que sea usted muy amable con todos, muy fina, muy cortés; pero en cuanto se propase alguno, revístase de dignidad, y vuélvase más fría que el mármol, y desdeñosa como una reina. Eso mismo he pensado yo, y lo pienso a todas horas.
Con lo que Cardenio dijo se acabó de admirar Dorotea, y, por no saber qué gracias volver a tan grandes ofrecimientos, quiso tomarle los pies para besárselos; mas no lo consintió Cardenio, y el licenciado respondió por entrambos, y aprobó el buen discurso de Cardenio, y, sobre todo, les rogó, aconsejó y persuadió que se fuesen con él a su aldea, donde se podrían reparar de las cosas que les faltaban, y que allí se daría orden cómo buscar a don Fernando, o cómo llevar a Dorotea a sus padres, o hacer lo que más les pareciese conveniente.
Vicente Domingo, gracioso muy popular, de quien se cuenta esta anécdota: «Había sido antes trompeta en el ejército español, y conservaba siempre afición á este instrumento: estando en el campo en una ocasión con una compañía de comediantes, vieron á lo lejos una partida de ladrones; Domingo aconsejó á sus compañeros que, con sus caballos y mulas, figurasen una tropa de soldados, y él tocó en seguida marcialmente la trompeta, asustando á los salteadores, que se pusieron en fuga.»
¿Y quién le garantizaba que este príncipe no fuera tuerto o picado de viruelas?... ¡Había que evitar resolución tan inconsulta!... Y para evitarla, no veía otro medio que dejar de mirar las almas y mirar sólo los rostros... ¿No era al fin y al cabo eso lo que le aconsejó el enano cuando le dijera: «mira las rosas y no toques los rosales?...»
A mi no me asusta nadie exclamé, tomando mi almohada y largándola de paseo al medio del cuarto. Blanca me miró con asombro. ¿Qué haces, Reina? ¡Oh! es una costumbre. Cuando estaba en el Zarzal, lanzaba siempre mi almohada por los aires, para hacer rabiar a Susana, a quien este modo de proceder sacaba de quicio. Como Susana no está aquí, te aconsejo que renuncies a tal costumbre.
En vista de lo cual doña Inés aconsejó a Juanita que desconfiase de sus bríos y que no se juzgase muy aprovechada y segura de su poder sobre la plebe sediciosa ni muy adelantada en el camino de la perfección, pues aunque siguiese el camino, bien podían estar emboscados cerca de él y salirle al encuentro ladrones, que intentasen robarle la joya de la castidad.
Palabra del Dia
Otros Mirando