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Reían a carcajadas en alguna página y a la siguiente sin saber cómo se enternecían y hacían pucheritos, porque aquel autor gozaba el privilegio de subyugarlos y arrastrarlos al sentimiento que bien quería. Cuando Visita notó que su marido comenzaba a fatigarse le hizo cerrar el libro y lo guardó de nuevo en su bolsita.

Y se acercó a él y le levantó por un brazo. Hola, compadre, ¿le sabe a usted muy dulce? ¿A que es más dulce este caramelo? El niño la miró con espanto y no llevó la mano al que la ofrecía. Hizo pucheritos y estuvo a punto de llorar. ¡Tontisimo! ¿Lloras porque te doy golosina? ¿Qué haces entonces cuando te azotan?

Volvía Sancho la cabeza de cuando en cuando a mirar a su asno, con cuya compañía iba tan contento que no se trocara con el emperador de Alemaña. Al despedirse de los duques, les besó las manos, y tomó la bendición de su señor, que se la dio con lágrimas, y Sancho la recibió con pucheritos.

Se sabía de memoria la comedia Flor de un día y su segunda parte Espinas de una flor. Nunca le fue posible recitar aquellos famosos versos: «Si oyes contar de un náufrago la historia, ya que en la tierra hasta el amor se olvida, etcsin hacer pucheritos y que la voz se anudase en la garganta.

No sabemos cómo se habló de Arturito y se lamentó su muerte. Don Joaquín se conmovió, hizo tres o cuatro pucheritos y se le saltaron las lágrimas. Toda mi vida exclamó , conservaré como recuerdo una prenda suya, que, sin duda, Madame Duval llevó a la alcoba de mi mujer, donde yo la encontré hace dos o tres días. Esta es la prenda.

La inmensa sábana azul del Océano, donde brillaban tres o cuatro velas como blancas gaviotas, cerraban el panorama. Alrededor de la ermita, las mujerucas de los contornos, entre las cuales había más de una fresca y hermosa aldeana de rojos labios y blancas mejillas satinadas, vendían leche en pucheritos de barro negro.

¡Alabado sea el Santísimo!... dijo Feijoo con socarronería . En eso que son contrarios nuestros gustos, porque yo, en cuanto veo que los actores pegan gritos y las actrices principian a hacerme pucheritos, ya estoy bufando en mi butaca y mirando para la puerta... Nada de lágrimas. Lo que le conviene a usted ahora es reírse con las piececitas de Lara y Variedades.

Cuando su padre entonaba con vozarrón de sochantre el aria de bajo de Lucrezia Borgia o la serenata de Fausto, la niña se enternecía, empezaba a hacer pucheritos, y concluiría por llorar frenéticamente, si antes no diese la brigadiera la voz preventiva de: «¿Quieres callarte, Fernando

No sigas adelante, si no quieres verme hacer pucheritos... Hablemos de otra cosa añadió reclinándose perezosamente en el sofá y estirando las piernas con demasiada confianza, hablemos de Pérez Almagro. Pérez Almagro era el último amante que la generala había tenido, y que no dejaba de inspirar cierta inquietud, ya que no celos, a nuestro joven.

He visitado yo a algunos en la capilla, que paecía que se tragaban a medio Madrid; mucha copa de vino, mucha cháchara y mucho jaleo, y cuando llegó la hora de ser hombres, hincharon el hocico haciendo pucheritos como los niños de escuela. Mi interlocutor hablaba siempre con los ojos clavados en la puerta del Saladero.