United States or France ? Vote for the TOP Country of the Week !


La mirada magnética de Venturita había concluído por electrizarle. Has hecho mal en traerme a tu cuarto dijo sonriendo mientras se pasaba el pañuelo por la frente. ¿Pues? preguntó ella abriendo y cerrando varias veces los ojos, como esos relámpagos que se advierten a la caída de la tarde en los días muy calurosos del verano. Porque me siento mal respondió él con la misma sonrisa.

Faltó poco para que Rafael se sentara de golpe, anonadado por la sorpresa. ¡Aquellos ojos!... ¡tal vez una asombrosa semejanza! Pero no; era ella, le sonreía con la misma sonrisa burlona de los primeros tiempos. Sentía la turbación del pájaro que se revuelve en el árbol sin poder librarse de la mirada magnética de la serpiente encogida junto al tronco.

Esto es sorprendente exclamó el autojugador. Mientras tanto, alguna influencia magnética latente en la presencia de Jacobo, o el anodino de la bebida, o acaso ambas cosas a la vez, mitigaron el dolor de Moreno, que quedó dormido.

A medida que se va dilatando el campo de la experiencia, se descubren nuevos fenómenos: ahí están los de la atraccion magnética, de la electricidad, y del galvanismo.

Ocurriole a Maximiliano salir detrás de ella para ver dónde iba. Era la manera especial suya de hacer la corte. En su espíritu soñador existía la vaga creencia de que aquellos seguimientos entrañaban una comunicación misteriosa, quizás magnética.

Era una mano donde la holganza presente no había conseguido borrar las huellas del trabajo pasado, mano pequeña, pero deformada, con los dedos macizos y aporretados, mano plebeya elevada de repente al patriciado. Aunque el banquero no se movía, la fijeza y avidez de sus ojos posados sobre la joven ejercieron sobre ella la consabida influencia magnética.

Hay algo en el ojo, el aliento y los movimientos espirales de ese monstruo, que atrae, fascina y magnetiza, como la tentacion del pecado, y que al mismo tiempo cede á la influencia magnética del hombre. El olor y algunas otras cosas influyen mucho respecto de los reptiles.

Por eso no la movía un instante del plato, devorando el cocido que su tía le había servido, sin mascar los bocados. Llegó un instante, sin embargo, en que por casualidad o por atracción magnética se encontraron sus ojos. Y ya no pudo más. Otro flujo de risa; los garbanzos esparcidos por la mesa; los rostros de los comensales vueltos de nuevo hacia él.

La casa estaba muda, cerrada, como el retiro misterioso donde, para gozarse en mismo, se hubiera confinado el silencio; la puerta principal entreabierta. Isidora, al tocarla, sintió como un valor repentino. El contacto de su propiedad le devolvía el dominio de misma. ¡Revelación magnética de su derecho! Con voz clara preguntó al conserje por la marquesa.

Al encararse con Miguel de Zuheros, mirándole de frente, le hizo bajar los ojos deslumbrado por la viveza de aquel mirar y por la fuerza magnética de aquellos ojos verdes o glaucos como los de Minerva, Medea y Circe, y que podrían compararse a dos esmeraldas ardiendo en llamas.