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La enojaba también la condición harto plebeya del objeto de los amores de su padre, los cuales, si no dignos de aplauso, la hubieran parecido dignos de disculpa a haber sido con alguna hidalga recatada y de su posición, como había dos o tres en el lugar, que, según pensaba doña Inés, hubieran abierto a don Paco, si él hubiera llamado a la puerta de ellas pidiendo entrada.

Nacieron de aquí la confianza y alguna familiaridad, hasta donde es lícito y decoroso que la familiaridad se entable entre una dama principal y una trabajadora plebeya; pero al fin, como doña Inés tenía que mostrarse a Juanita en paños menores para probarse corsés y vestidos, ¿qué mucho que la confianza naciese y creciese?

Era la primera vez que Miguel oía decir bien en un corro, de las personas del mismo arte o profesión que los presentes; y no poco quedó admirado de que fuesen los toreros, gente por lo regular inculta y plebeya, quienes dieran ejemplo de nobleza y compañerismo a los que cultivan otras artes más elevadas.

Y como ellos por maravilla atienden a otra cosa que a sus tratos y contratos, trátanse modestamente; y como la ambición y la riqueza muere por manifestarse, revienta por sus hijos, y así los tratan y autorizan como si fuesen hijos de algún príncipe; y algunos hay que les procuran títulos, y ponerles en el pecho la marca que tanto distingue la gente principal de la plebeya.

Roxas, por ejemplo, las menciona, que servían para alabar diversas ciudades de España, las estaciones del año, los días de la semana, el arte escénico, etc., y que, sin duda, podían recitarse antes que todos los dramas imaginables. Se ha quedado la costumbre de llamar entremeses las comedias antiguas, donde está en su fuerza el arte, siendo una acción y entre plebeya gente.

¿Por qué me trata usted así? preguntó con pena fingida Baltasar, que en sus adentros renegaba de la virtud plebeya ¿Qué mal hay en...? ¿Por qué? repitió Amparo con sumo brío . Porque no me conviene a perderme por usted ni por nadie. ¡ que es uno tan bobo que no conozca cuando quieren hacer burla de uno!

Dicho esto, la endiablada mujer me aplicó de una manera indecorosa y plebeya, por bajo de las espaldas, seis o siete feroces pellizcos, como si quisiera sacarme a túrdigas el pellejo. Después se largó echando chispas. No me quejo: merezco esta broma brutal, dado que sea broma. Merezco que me atenacen los demonios con tenazas hechas ascuas.

A pesar de esto, el espada decidió abandonar este año a los del Gran Poder, para salir con los de la Macarena, que escoltaban a la milagrosa Virgen de la Esperanza. La señora Angustias se alegró mucho al conocer su decisión. Bien se lo debía a la Virgen, por haberle salvado de la última cogida. Además, esto halagaba sus sentimientos de plebeya sencillez. Ca uno con los suyos, Juaniyo.

El conde apenas se había dignado dirigirles una mirada fría cuando levantaron las copas saludándole. Uno de los individuos, de traza plebeya, el más viejo, tañía la guitarra con singular maestría, mientras los demás charlaban de toros y toreros.

Ya pasaba de los sesenta la por tantos títulos infeliz Doña Francisca Juárez de Zapata, conocida en los años de aquella su decadencia lastimosa por doña Paca, a secas, con lacónica y plebeya familiaridad.