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No son tan vanos los pavones, ni mas voluptuosas las palomas, ni ménos perezosos los galápagos; solo respiraba vanagloria y deleytes vanos. Probóse Zadig á corregirle, y le envió de parte del rey un maestro de música, con doce cantores y veinte y quatro violines, un mayordomo con seis cocineros y quatro gentiles-hombres, que no le dexaban nunca.

Púseme en volandas en la cocina de la reyna; algunos de los gentiles-hombres de beca me dixéron que habia muerto, otros que estaba presa, y otros afirmáron que se habia escapado; pero todos estaviéron contestes en que no se me pagarian mis requesones.

A su derecha é izquierda sus hijos: luego los wazires; luego los gentiles-hombres, los hijos de los wazires, los libertos del califa, y los wakiles ú oficiales de su servidumbre. El patio del alcázar está cubierto de ricas alfombras y vistosos guadamecíes; velas, doseles y cortinages de lustrosa seda sombrean las puertas y arcadas reflejando en ellas los vivos colores de sus pájaros y ramajes.

Estas fueron siete galeras y cuatro galeotas; del resto se perdieron de 28 hasta 30 galeras de cristianos, entre las cuales se perdió la Capitana de Sicilia, donde se halló D. Gastón de la Cerda, hijo segundo de Su Excelencia, y D. Berenguer de Requesens, Capitán general de las dichas galeras de Sicilia; D. Juan de Cardona, su yerno, y otros muchos gentiles-hombres de casa de Su Excelencia, y una señora dueña, la cual tenía cargo de tener cuenta del dicho D. Gastón, y por este efecto se hallaron en la dicha jornada sus personas y sus galeras y sus hijos.

Perdióse también la Capitana del Papa con su General, el señor Flaminio Ursino, el cual fué vendido por 150 cupros, que son tres escudos, estando herido. Murió de ahí á cuarenta días. Se perdieron asimismo la Capitana de Terranova y la Capitana de Monacho, todas, como Dios sabe, ruinmente, con gran número de Capitanes y de soldados y gentiles-hombres particulares.

En aquellas fiestas, el pueblo no se manifestaba sino como un convidado mas, añadido á la lista de alcaldes, funcionarios, gentiles-hombres, frailes y generales; no era otra cosa que un espectador, cuyas pasivas funciones estaban previstas y señaladas en los artículos del programa, y desempeñaba como tal el papel que la etiqueta le prescribía.

Y viendo esto el capitán D. Juan de Castilla, y habiéndole avisado un paje de Su Excelencia, llamado Calveti, que los soldados hablaban con los turcos y que tomaban pan y agua y fruta que les daban, hizo retirar y puso de guardia en la dicha batería á su alférez D. Diego de Castilla, su hermano, y al sargento del capitán Olivera, que se llamaba Valdés, y éste quedó después captivo en Trípol, y entrambos á dos eran muy valientes soldados, y dióles orden que no dejasen llegar á nadie á la batería, ni menos que tomasen cosa alguna de los turcos, y él entre tanto entendía en repararse y apercibir y poner en orden á los soldados que allí tenía para defenderse, determinado de hacer todo lo posible hasta la muerte; y así mandó á su alférez que quemase la bandera, y á sus criados que rompiesen y echasen en el fuego unos reposteros suyos, porque tenían el escudo de sus armas, y esto hizo á fin que los turcos no podiesen hacer triunfo con su bandera como hicieron de las otras que ganaron de los nuestros, colgándolas de las entenas de sus galeras, y así dió á saco lo demás de su ropa y no quiso salvalla dentro del castillo, como lo hicieron otros Capitanes y gentiles-hombres; también quería que quedase allí su ropa y lo que tenía.

También se hallaron allí algunos gentiles-hombres de la casa de Su Excelencia, los cuales asimismo tenían orden de acudir á este caballero cuando quiera que se tocara arma, y todos lo hicieron muy bien, entre los cuales se halló un gentil-hombre que se llamaba Beltrán, que era maestresala de Su Excelencia, y éste se señaló más que todos peleando hasta que el dicho caballero fué tomado, porque todos éstos que habemos dicho no sabían nada de cosa que se hacía dentro el fuerte, antes pensaban que todos estuviesen en sus postas y en los lugares que les habían señalado para que guardasen, y que los otros capitanes y gentiles-hombres particulares que faltaban era por otra causa y no por haberse huído y retirado al castillo.

Luego los turcos se pusieron al derredor del castillo, y este día no lo tomaron, hasta otro que el Bajá y Dragut se hallaron á la puerta del castillo, como salían los capitanes que se habían encerrado y retirado dentro, por miedo que tuvieron de perder la vida, y asimismo otros capitanes y gentiles-hombres particulares que estaban heridos, que entre todos serían pocos menos de 1.000 hombres, y los escribían á cada uno por su nombre, y fueron consignados por captivos del gran Turco, y donde los pobres quedan con poca esperanza de haber libertad, y éstos creyendo salvarse en el castillo acertaron mal, porque fué peor para ellos, que los otros que fueron presos en el fuerte quedaron en poder de particulares, los cuales con el tiempo podrán haber la libertad, ó por rescate ó por otra manera, y algunos se rescataron muy presto y otros huyeron y se salvaron.