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Don Juan se presenta disfrazado de pintor, habiendo adoptado este traje para entrar con más libertad en las casas de los particulares, y descubrir más fácilmente al raptor de su esposa, con cuya sangre se propone lavar la mancha de su honor. Es presentado al príncipe Ursino, que le da la comisión de retratar una beldad, que ha conocido en una quinta, situada en una arboleda inmediata.

Perdióse también la Capitana del Papa con su General, el señor Flaminio Ursino, el cual fué vendido por 150 cupros, que son tres escudos, estando herido. Murió de ahí á cuarenta días. Se perdieron asimismo la Capitana de Terranova y la Capitana de Monacho, todas, como Dios sabe, ruinmente, con gran número de Capitanes y de soldados y gentiles-hombres particulares.

La primera cuenta que acepta en secreto las pretensiones del príncipe de Ursino, y la segunda describe con fuego la pasión que le inspiró el hermano de Porcia, Don Alvaro, correspondida por él con igual vehemencia. Pero Don Alvaro se había embarcado después, recibiéndose á poco la noticia de haber naufragado el buque que lo llevaba, pereciendo todos los pasajeros.

Al mismo tiempo el príncipe Don César, mancebo de singular belleza, casi femenina, y con el objeto de escapar de la solícita y angustiosa ternura de su madre, se viste á su vez de mujer, y con este disfraz se pone en camino hacia Ursino, para formar también parte de la turba de pretendientes: un suceso casual le impide abandonar sus vestiduras en ocasión oportuna, y llega así á la corte de Serafina.

Serafina, la joven princesa de Ursino, se ve perseguida en su corte por muchos pretendientes á su mano, siendo el más favorecido su primo Federigo, que la ha salvado recientemente de un incendio con peligro de su vida.

Para hablar al Señor Condestable a... de noviembre 1597. Lo que se dice que yo he escripto a Inglaterra de Paris . Lo que se puede juzgar por otras cosas q. se han entendido, que yo comuniqué al señor Condestable, sin saber aún de esto nada. Vengo á un punto muy considerable: es a saber, lo q. vn ministro dixo a Virginio Ursino, segun él refirió, tratando de aquellos sus designios.