United States or Cook Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Escipión, ahogándose de cólera, quiere decir algo; pero se limita a herir furiosamente el suelo con el pie y se va con sus camaradas. CLEOPATRA. ¿Habéis oído, queridas amigas? Nos dejan partir. VERÓNICA. ¡Es terrible! ¡Nos echan! Es innoble. ¡Raptar a honradas mujeres, trastornarlo todo a media noche, despertar a los niños, suscitar desórdenes!

Nuestros raptores estarán encantados, y así les será menos dolorosa la separación. Confieso que el mío me da lástima; le he puesto perdida la nariz. ¡Pero nada más que dos días! Creo que un solo día bastará para que descansemos. Id a hablar con ellos, Cleopatra; si no, se dormirán. CLEOPATRA. Venid un instante. ESCIPIÓN. ¡A vuestras órdenes, señora!

ESCIPIÓN. En medio de las batallas, ocupado en la fundación de Roma, hemos dejado, por decirlo así, escapar el momento favorable para crearnos una familia... Creednos, señora, compadecemos de todo corazón a vuestros pobres maridos... ESCIPIÓN. ¿Pero por qué nos han dejado cargar con vosotras? ESCIPIÓN. ¡Con mucho gusto!

ESCIPIÓN. Y, no obstante, esas mujeres lo son de unos maridos a quienes pegamos ayer. Eso prueba que existe también un medio de apoderarse de las mujeres. Por desgracia, no lo conocemos. Es de todo punto necesario conocerlo. Pero ¿cómo? EL GRUESO ROMANO. Hay que preguntárselo a las mismas mujeres. No nos lo dirán. ¡Silencio! Nos están oyendo. ESCIPIÓN. Tengo un plan.

EL GRUESO ROMANO. ¡Tiene un talento este Escipión! ESCIPIÓN. Nuestras lindísimas raptoras porque parece que no somos nosotros quienes las hemos raptado, sino todo lo contrario . Nuestras lindísimas raptoras, digo, ocupadas en arañarse la cara con sus rosadas uñas o en tirarnos de los pelos o en hacernos cosquillas, no pueden oír nuestros argumentos.

Si vuestras narices no estuviesen tan arañadas, ya veríais... ESCIPIÓN. ¡Perdonad, señora! No ha sido otra que vos la que me las ha puesto así. CLEOPATRA. ¿Cómo? ¿Yo? Entonces sois vos quien me ha raptado. Vuestros cabellos huelen a... ¿Cómo se llama eso? CLEOPATRA. ¡No os importa a lo que huelen mis cabellos! Yo creo que no huelen mal. ESCIPIÓN. Eso es lo que yo digo...

ESCIPIÓN. , señora, lo sabemos; pero... nosotros también tenemos la intención de pediros en matrimonio. CLEOPATRA. ¿Pero habláis en serio? ¡Habéis perdido el juicio! ESCIPIÓN. Señora, miradnos bien: no se trata de unos snobs de la avenida Nevsky.

CLEOPATRA. No, no merece la pena; no tenemos miedo de vuestro acero. Pero acercaos, no temáis; no os morderé. ¡No sois muy valiente que digamos! Ayer, cuando nos arrancasteis brutalmente de los brazos de nuestros maridos, no erais tan tímidos... ¡Os digo que os acerquéis! ESCIPIÓN. Me felicito, señora... CLEOPATRA. ¡Calla! ¿Os felicitáis?

EL GRUESO ROMANO. ¡Tiene un talento este Escipión!... He aquí cuál es mi plan: avancemos todos a una, ocultándonos uno tras otro y sin apresurarnos. Si no hemos tenido miedo de los maridos... EL GRUESO ROMANO. ¡Lo de menos son los maridos! ¡Silencio! Nos están oyendo. ¡Este diablo de Marco Antonio, con su manera de gritar!... Además, ¿por qué hablar de los maridos y molestar a las pobres mujeres?

Y no perdamos tiempo, voy a consultar a mis amigas. Calmaos esperándome. ¡Si pudierais veros la cara! La tenéis cubierta de sudor, como si os hubierais pasado todo el día cargando piedra. Secaos el sudor. ¿Tenéis pañuelo? ESCIPIÓN. Me parece, señora, que estáis burlándoos de . CLEOPATRA. ¿Yo? ESCIPIÓN. ¡Vaya! Y no puedo permitirlo. CLEOPATRA. ¿Y qué vais a hacer?