United States or Brazil ? Vote for the TOP Country of the Week !


No lo abráis; ocultadlo entre las ropas; que no se os separe ni un instante. Ya veis que tengo tanta confianza en vos como si fuerais mi mujer... ¡Qué emocionada estáis! Calmaos, querida amiga, os habéis equivocado respecto a mis intenciones. Trémula y casi desfallecida de alegría, Marta escondió el sobre en su seno.

UNA VOZ. ¡Proserpinita querida! MARCIO. ¡Calmaos, señores sabinos! ¡Dominaos! Voy a arreglarlo todo. Aquí hay un error jurídico. La desgraciada mujer no se da cuenta de que es víctima de estos innobles raptores. Vamos a probárselo. ¡Señores profesores, manos a la obra! El pánico se apodera de los romanos. ESCIPIÓN. ¡Confiesa, confiesa! Si no, va a comenzar de nuevo. ¡Dios nos libre!

Ten piedad de . ¡Si supieras cómo le amo! ¡Sufro tanto! ¿Qué le ha sucedido? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué no viene? Un terror loco se apodera de . He estado temblando todo el día. Tengo terribles presentimientos. Apiádate de , padre; procura tranquilizarme. ¿Te acuerdas de mi madre? ¡Qué hermosa era! ¡Cómo la amabas! EL CONDE. Calmaos, condesa; el deseo de nuestro emperador se cumplirá.

Animaos, dominaos, calmaos; contened la cólera sagrada que rebosa en vuestros corazones y esperad tranquilos el fatal desenlace. ¿Recordáis lo que os ha traído aquí? MARCIO. ¡Recordadlo! Creo que no ha sido por dar un paseo por lo que hemos venido con esos pesados libros. ¿Con qué objeto hemos venido aquí? ¡Decidlo! ESCIPIÓN. ¡Verdaderamente, señores, debéis responder cuando se os pregunta!

Esta vez el hidalgo se atrevió a decir: Calmaos, hijo; es la dura ley de la nobleza: sois el segundo. En cuanto a Beatriz, vos mesmo sabéis que ama a Gonzalo desde la infancia. El mancebo fue a ponerse casi en cuclillas delante de su padre, y cara a cara, con los ojos fulgurantes y con voz ronca, aciaga, terrible, volvió a gritar: ¡No! ¡No!... En ese momento entraba el hijo mayor.

Calmaos, Sir Oliver, dijo el magistrado. Es muy posible que mi mayordomo y mi cocinero hayan olvidado los ostras ó no hayan podido conseguirlas; pero no hay motivo para desesperarse por tal bicoca. No faltará que comer. ¿Bicoca? ¡Pues me gusta! Una comida sin ostras, sin una miserable almeja. ¿Qué va á ser de ? Nunca me hubierais convidado á vuestra mesa....

Y no perdamos tiempo, voy a consultar a mis amigas. Calmaos esperándome. ¡Si pudierais veros la cara! La tenéis cubierta de sudor, como si os hubierais pasado todo el día cargando piedra. Secaos el sudor. ¿Tenéis pañuelo? ESCIPIÓN. Me parece, señora, que estáis burlándoos de . CLEOPATRA. ¿Yo? ESCIPIÓN. ¡Vaya! Y no puedo permitirlo. CLEOPATRA. ¿Y qué vais a hacer?

Yo me vuelvo loco. No puedo vivir sin mi Cleopatra. Es mi mujer legítima. ¡Todo lo legítima posible! ¿Creéis que no querrá seguirme? PROSERPINA. ¡Por nada del mundo! MARCIO. ¿Qué voy a hacer entonces? Como la amo, no puedo vivir sin ella. PROSERPINA. Calmaos, Marcio. MARCIO. ¿Cuál es? PROSERPINA. Llevárosla a la fuerza. MARCIO. ¿Y creéis que así me seguirá? MARCIO. ¡Pero eso sería innoble!

¡Ay! suspiró la joven , mi madre despidió a Rosalía porque vos me hablasteis. Si Marta, mi protectora, me fuera quitada, me moriría de pena. No es lo mismo; por otra parte el destino lo quiere; no hay que vacilar. Vamos, querida mía, calmaos; sentaos en el banco; así será menos fácil que nos vean.

Tengo que permanecer inflexible por grande que sea la emoción que experimento bajo vuestra mirada... Pero, ¿qué es lo que oigo? Esa voz que se oye abajo... ¡Es la condesa! Se ha vuelto a toda prisa, furiosa sin duda de que la haya engañado. Tengo que irme, Marta. Cuando esta causa de mal humor haya pasado, le anunciaré nuestro casamiento. Estáis de nuevo temblando, calmaos.